jueves, 29 de septiembre de 2016

¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas cuando lavabas
mi oscuridad
en el aljibe de tus labios

y nos hacíamos luz
en cada sombra

y el campo de amapolas
se rendía a nuestro paso
como abierto mar rojo

y nos tendíamos
a contar las nubes redondas
desde una esquina del espacio?

Me decías
                  te quiero
y el universo temblaba
en el comienzo
de mis sueños olvidados.

¿Te acuerdas cuando me besabas
                y el mundo
era un lago en el que se miraban
todos los pájaros de la luna
y yo sentía renacer en las manos
la eternidad de la rosa?

¿Cómo sería un encierro de tu luz en mi rosa?

¿Cómo sería un encierro de tu luz en mi rosa?
¿Qué vaivén de luna replicaría nuestro movimiento? 
¿Traerían tus manos el sonido de la aurora,
caricia etérea de lenta arena?
Yo dejaría en mis hombros las canicas del tiempo 
y tú me entregarías los segundos mojados de tu lengua.
Mi espalda se perdería en el serpenteo de tu beso.
Un planeta de deseo te diría desde mis piernas, 

                               ven, no tardes,

que quiero sentir tus suspiros en el abrazo de la carne.
Derrama los límites de tu existencia en el agua cálida
que dentro de mí te nombra mientras mis alas se abren.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Se me hace un nudo la caricia

La tarde pasa como una alameda de colgantes frutas templadas. Un aroma de luz y agua envuelve el tiempo en su búsqueda del espacio, coordenada existencial que nos delimita. Se me hace un nudo la caricia cuando pienso en ti. Y una lágrima de inquietud continua atrapa mi alma en su diminuta tela de hormiga.

Noche de luces apagadas



Derriba la verticalidad de tu mundo entre mis senos, como cascada desafiando su respectiva hoguera. El aire va de paso... Hazlo antes de que llegue la noche de luces apagadas, ésa de la que me hablabas al oído cuando nos conocimos: prehistoria de palomas negras, sudor en las alas, dolor de amapola - rojo - en la boca que no besa. Me decías


llegará la nada después de tus manos,

un hilo ancho de oscuridad
a la separación entre mar y tierra,
los fríos lugares presentidos
en la corriente de la sangre helada.


Bésame en el silencio blanco de tu grito. Soñemos que no existe el vacío y que la muerte es una plácida nube que nos lleva unidos a un muelle de estrellas.

viernes, 23 de septiembre de 2016

El mar y el envés de mi sexo


¿Es el sonido de las olas 
o es la voz de mi alma 
soñando con tu boca?

Siento en mi piel
la agonía de la distancia química.
Aparta esa galaxia y abrázame,
que tengo miedo de la vida.

Si tus manos destensan
mis enredaderas rígidas
y me haces libre,
seré galgo sobre ti
en pausada carrera
y el cielo de agua,
un puente que nos cubra.

No quiero aire,
yo unto el sol
en tu cuerpo
con los labios,
rotación y arritmia
de la intrínseca levedad húmeda.

Somos luz
en la danza.
El rojo mar
sube a nuestras bocas.
Te muestro los besos guardados.
Tu horizonte crece
dentro de mí
como un crepúsculo sediento.
Viene la profundidad 
con todas sus algas
buscando el envés de mi sexo.
Y me llevo, victoriosa,
tu herencia blanca
prendida en el aliento.

Suspiro
contigo al lado.

Miramos juntos
caer la tarde y llegar
el irremediable invierno.



jueves, 22 de septiembre de 2016

Un nido de soles



Un nido de soles asoma en tus ojos esta mañana. La vida nos espera con sus precipicios de rosas blancas. Te doy la mano para saltar juntos. Y empieza el día con tu beso de estrella clara. Siento la caída de las hojas, las nubes en su pausa menguante, hormigas dulces trepando por un árbol, la ausencia en la historia de angustiados amantes. Esta vez, tú estás cerca y la luna no es invisible en nuestro abrazo. ¿Volverás? Por si acaso, deja tu marca de existencia en mi ombligo. Y una llama, sufriendo por exceso de agua, en la yema cóncava de mi alma.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Inalcanzable



Brota nieve de lugares perdidos, serpiente blanca que ahoga mis dedos tuyos, despojados de cielos verdes y de temblor de luna; solos, están solos y mi carne de vacío me separa de las olas, alambrada de espuma que araña mis teorías.

Se mueven las estrellas de una en una, ordenadas por si miras. Cuál quieres, amor, que la escondo en tus rodillas, perfilando un movimiento distinto sobre mis ojos donde descansa tu cuerpo en esta penumbra. Y el fuego, ¿adónde lo llevo? ¿A la agonía de la rosa de tu costado? No me hables de aquella sombra que te perseguía como un viento descalzo. ¿No ves que te anhela el mundo mismo como su único astro? La madera de las nubes cruje en mi naufragio. Mi alma se estremece en tu boca hundiendo en cada beso todos los barcos.

En tus brazos no hallo altura, vuelo reptando. Mi sangre, lluvia hacia dentro explotando, montaña diluida, cadena de llanto. Asómate ¿Sigue el sol tan lejano? Entonces no salgo. Deja en la lágrima de mi almohada el calor inalcanzable de tus manos.

Amanecer de agua


Me he despertado sobresaltada y era tu lengua con su amanecer de agua rescatándome de un sueño en que no estabas.

Me inclino ante tu aliento y te beso despacio, invadiendo tu lado de la cama y de la vida.

Me subo a tu espalda para que en cada viaje tu nuca quede cerca mía. Te acaricio con las lágrimas de mis dedos y mi deseo se derrumba, se cae desde el centro del mundo y te habita.

El universo se ha quedado pequeño para mis vuelos contigo. ¿Inventamos otro? ¿Puede tener 3 lunas? Deja tus huellas. Yo sellaré tu primer paso con la frente, mi fiebre busca tus fresas en todas las realidades que existen. 

Pero no te levantes aún... Extiende tu mayor belleza en las manos y permítele a mi boca contemplar en primer plano la expansión efímera de tus rayos blancos.



martes, 20 de septiembre de 2016

El núcleo de mi feroz mariposa



Tu luz confiere forma visible a mi cuerpo,
la llama de tu nombre me envuelve
con su línea de lumbre 
y soy objeto volador identificado,
en tus labios. 

Un conjunto de circunferencias
recuerda hogueras en mi ombligo 
y atrapa tu lengua para que huyas,
de manera controlada,
hacia la flor roja que te espera flotante
a dos cuartas de mi cintura. 

En el espacio levitamos
mi ser de tierra y mi deseo de fuego,
hasta que tu boca nos alcanza 
y me convierto en agua renovada que vuela y sueña.

Tu movimiento es un espejo
en el que veo desaparecer
los signos de mortalidad de mi alma.

¿Puedes besar otra vez el núcleo de mi feroz mariposa?
Sólo tú despliegas todas sus alas. 
No me devuelvas a la quietud de la nada.
Quédate en mis lagos salvajes
borrando con tus dedos
el reflejo innecesario de la luna y sus estrellas.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Apocalíptica sirena voladora de luna



Cuando la noche es sólo mar verde, mi satélite redondo circunda con su gemido geométrico las formas existenciales y el olvido de la Tierra.

Sobre ti me destruyo, apocalíptica sirena voladora de luna.

Mi lengua se hace bruma en tu boca, túnel corto que lleva a la rosa negra, a la fragilidad del Hombre ante la muerte, Girasol torcido que sucumbe en un invernadero inexorable de relojes.

La obligatoriedad de las acciones entreabre mi mandíbula. Te sueño con los labios hasta que eres realidad vertida.

[Voz de sol, líquida hoja caduca, extremos de susurro blanco]

Ahora que soy tuya de nuevo - ¿alguna vez he dejado de serlo? -  dime, amor, si has venido del futuro para advertirme de los errores o eres pasado de un planeta inventado en mis ojos, para verte en la noche, cuando el mar es casi verde...

domingo, 18 de septiembre de 2016

Te espero desde hace un siglo



Te espero desde hace un siglo, cuando otras escribían poemas con las sílabas de mi llanto, presagio -su dolor- de mi largo daño. Te beso con el ala robada al sueño de un pájaro. Busco en tu garganta mi respiración entrecortada, herida del aire que sangra líquido en tus labios. ¿Te vas de la invisibilidad de los lugares? ¿Te llevas, lejos de mí, las luces engendradas en tu carne? Cae la luna en tus ojos y miras mi cuerpo blanco desde de tu blanca noche. Sí, te espero. Un impulso infinito me arroja a tus brazos, barranco dulce en el que muero saltando. Y se me incendia la voz de tanto amor callado.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Jardín cansado


No temblaron todos los árboles de la Tierra,
no se escondió el cielo dentro de una nube pequeña,
no se olvidó la luna en un refugio de pájaros,
no volaron pétalos rojos
en el continente aguado de tu nombre.

No. No me besaste.
Y un jardín cansado
se entretiene derrotado en mi lengua
de arena.

martes, 6 de septiembre de 2016

"These final hours"



Cada final, explosión del mundo y sus  miradores, es otro principio. Caigo sobre ti. Mi sollozo, como soga de fuego, te rodea. Soy luz evaporada buscando la pureza de tu agua perversa. Y te veo, a pesar de la distancia. Una cordillera de deseo une tu cuerpo y mi alma. Robo segundos a cada siglo y, en ese tiempo nuestro, te beso. Reinvento el futuro a partir de la secuencia infinita de tu lengua en mi lengua. Geometría de la saliva y el sexo.

El mar desaparece.
Las abejas
trasladan a la luna
el néctar del planeta.
Un huracán
de fango amarillo
ilumina el interior de las estrellas. 

Lames mi espalda. Siento un sonoro temblor en la médula. Bajas a la pausa de mi vida. El cielo es una rosa expandida, un hilo de lumbre y silencio, hambre dentro del hambre, fugacidad de la madera en el incendio.

Grito tu nombre, golpe seco, trueno en el fondo de un arcoiris de templadas hebras. El color también sabe a nosotros. 

La nada se debilita cerca de tus manos. Renuncio al libre albedrío. Quiero el determinismo salvaje de tus labios. Rompes la relación causa-efecto. Fluye la sangre por mis venas mientras en tus brazos me desvanezco, como un pájaro de sol mojando sus alas de viento.


Tu belleza

Tu belleza trasciende
a la naturaleza...

La luz de tus ojos
devora estrellas rojas.

Tu mirada es una isla
en la que naufragan
labios heridos,
rotas hachas de azahar,
maletas a medio deshacer. 

No es tu manantial de belleza,
es tu bondad celeste la que reconquista
la verdad de la Tierra.

La luna busca tu piel 
para alzarse canela.

El cielo brilla curvado 
en tu sonrisa y vuela.

En tu abrazo sólo existen paraísos;
en tu voz, paz de aves dormidas,
sol tranquilo
sobre campos de azucenas. 

Tu alma es el lugar
con el que sueñan
todas las coordenadas del planeta.


A María José Mudarra

lunes, 5 de septiembre de 2016

Llaga de pétalos


Capturas los últimos ángeles escondidos en mis pechos. Aún conserva altura mi fuego y revolotea sobre tu sexo como una salamandra perdida anhelando un hábitat nuevo.

El planeta se inclina. Tus manos se acercan y me arrancas con la lengua de las uñas, bordes, vértices, curvas.

Mi húmeda llaga de pétalos te espera, círculo permeable dispuesto para el advenimiento de tu carnal existencia.

La noche es una navegación ajardinada de tus caricias, una flor oscura y elástica que se cierra despacio con infinitos suspiros heredados del día. Y estalla, estalla el silencio implícito del color, justo detrás de ese cielo fronterizo.

Vacías, una vez más, la luz de las estrellas en mi boca. Gotas de claridad inmensa caen desde tu norte de viento a mi sur de tierra. Te reclamo con garras aladas y un delirio cantado. Trago la totalidad de tu líquido llanto y el espejo universal te lo devuelve como un haz de rosas carnívoras disociando tiempo y espacio.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Mi último aliento

La vida es el instante
en que te pienso, 
un beso apagándose
encendido de tus recuerdos.

He viajado hasta mi último aliento
para encontrarte
y acariciar tus manos
con la energía póstuma
liberada de mi cuerpo.