lunes, 8 de mayo de 2017

Tuve que dejar toda mi agua


Tuve que dejar toda mi agua
callándose en la ausencia, 
nidos vacíos de luz en la boca. 
Rota el hambre, 
sólo tengo sed cruzándome 
las vértebras.  
Creo verte en todos los aviones 
que sobrevuelan la Península. 
Intento adivinar adónde vas esta vez:
Estambul. Atenas. Dubrovnik. 
Me gustaría volver al Monte Palatino
(voy a recordar toda la vida 
ese día azul, tu caricia),
abrazarte 
bajo la enormidad de la Historia.
Luego contar los segundos que tardo 
en recorrer tu espalda con mi risa.

En fin, buen viaje. 
Cuando llegues, no escribas.

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