viernes, 30 de junio de 2017

Hasta alcanzar el mar


Cuando vuelvas
y se callen las nubes
y la lluvia no recoja el dolor del mundo
y yo suba a tus ojos
para ver los lagos fucsias de otro planeta
y la vida renuncie a la oscuridad
y todos los precipicios lleven tu abrazo.

Cuando estés a mi lado y tu beso
no sea sólo un recuerdo de la luz,
danzaré en el vuelo invisible de la rosa
hasta alcanzar el mar.

jueves, 29 de junio de 2017

Es tarde


El espacio crece en calma. Suenan flores rojas en el movimiento de las nubes. Estoy sentada en el suelo viendo pasar la luna y siento la necesidad de llamarte. Tu número de teléfono tiembla en mi mano como un recuerdo que creía olvidado. Pero nada acaba cuando el amor es una forma de vida. Te echo de menos. El otoño fue demasiado largo. Aún duele la última despedida. Se hace tarde. Quizá te llame mañana. ¿Adónde irá la caricia de tu voz: a mi lágrima o a mi risa? Voy a pensar en ti, mientras me quedo dormida. 


miércoles, 28 de junio de 2017

¿De verdad no lo sabes?


¿De verdad no lo sabes?
Cuando llegaste,
se abrió mi alma
por la grieta donde el amor
es tortura.
El infinito esparció semillas
sobre los jardines rojos del desgarro.
Se detuvo el gesto de los árboles
ante el viento y las palabras.
El vacío perdió el doble acristalamiento.
Y soy una luz desorientada
por el ruido insistente del tiempo.

Hasta que amanezca



Nos hemos dejado llevar... Yo pensando en el mar y tú en la nieve. Me he acercado a tu pecho buscando un latido. Se ha parado el tiempo en mi oído y te leo los labios. Dices algo así como que en mi espalda están todas las especias y un aroma a luz que te deslumbra. He sentido tu alma reposando en mis muslos. Tu voz cobra espacio en mis dedos. Llegan nuevas caricias. Me doy la vuelta. Se acaba el vacío. Aún se mueven las estrellas. ¡Es tan hermoso ver el final de la noche entre tus brazos! Atraviésame este suspiro que comienza. Y quédate en mí, amor, hasta que amanezca. 

domingo, 25 de junio de 2017

Así es el olvido


Así es el olvido
cuando por fin sucede:
un estado superior de consciencia.
Se restablecen el equilibrio
y la paz de las ideas.
Toda huella queda invisible
en la línea tranquila del horizonte.

Consuelo



Respiro la oscuridad dulce de la noche y tú buscas la primera estrella del mundo en mi cuello. Muerdes. Y soy enredadera que trepa rascacielos. Recreas el serpenteo del agua sobre mi cuerpo y me lanzas a la suavidad rojiza del aire. Quiero ser una hoja que cae sobre el verano y arde entre las flores. Ven. El deseo me cierra los ojos. Vago con la espalda desnuda, esperando el instinto primario de tus dedos. Clávame nubes. Fuerza el calor de mis pensamientos. No me dejes huir de esta pausa deliberada del tiempo. Son las dos y diez de la madrugada. Y me desplomo sobre el mar como la soledad de un pájaro que busca consuelo.

El sonido azul de mi risa

"Pongo las manos sobre mi corazón y siento que late desesperado."


Juego con tu piel como si fueras una luz fría y yo estuviera a 40 grados de amor. Aparta ese tejado. Quiero ver el sol y sentir la brisa. Hay días de verano que necesito tener el cielo en los pies y correr hacia tu cuerpo para marcar más lugares con mi caricia. Éste que me enseñas hoy, me gusta. El deseo se renueva en mis ojos con un brillo de lascivia. Todo es posible cuando te tengo debajo y empiezas a cantar en voz baja, canciones antiguas. Recítame el poema XV de Alfonsina. Y dime que en tu pecho se ha quedado grabado el sonido azul de mi risa.


La experiencia


Te he soñado en las noches de luna nueva, sintiendo uvas frescas entre los dedos. Todo era más fácil cuando la vida se nos abría por el lugar exacto de la experiencia. Y te besaba las rodillas como símbolo de mi entrega. Pasan los años y las verdades se suavizan. Quizá no me querías tanto y mi espalda no era el único acceso directo al mar. Cuando nos miramos ahora, el escalofrío perdura inamovible. En el recuerdo.

Brújula de la altura


Ha vuelto a invadir mi cuerpo una esperanza de luz. Me recuesto en la nube de siempre y te espero cerca del lugar donde nació el mundo. No he sabido llegar más lejos, no llevo en el alma la brújula de la altura. Voy sintiendo un vacío que se moja, la inquietud de mi boca ante la llegada de tu saliva. Une tus labios a este espacio roto de mi vida y devuélveme la voz perdida.

Otro acto de luz



Otro acto de luz. Se acaba el dolor del mar. El sonido de los pájaros se ha llevado la última tormenta. Tu abrazo llega desde la primavera, con el aroma a azahar de las verbenas. Recorres la vida de mis vértebras. Y despierto a la profundidad del color. Este rojo de tus dedos conecta con la sangre florecida de mi sudor. No te he dicho aún cuánto te quiero y siento la pena contraerse en el pecho. Bésame con tu mano y deja crecer una vez más tu hermético sentimiento entre mis piernas.

Bosque de silencio submarino



Otra lágrima más y se vacían todos los objetos del mundo en mi garganta. Siento ese dolor material que deja inmóvil la rosa nocturna del alma. Hubo un fuego que sobrevivía al invierno y ahora se muere como una hormiga sin lugar en la corteza de un árbol. Tantas palabras, y la vida es una realidad contenida. No hay marcha atrás cuando se intercambia la piel por el mar: sólo puedo respirar agua de otros, mientras mis huesos habitan un bosque de silencio submarino.

sábado, 24 de junio de 2017

Todas las terminaciones nerviosas



Todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo hoy se concentran en mi nuca. Llega la noche. Te acercas a mi espalda como quien ruega redención. Y te muestro en silencio, la luz que está invadiendo mis muslos. Después de la tormenta, viene el infinito. Y un beso tuyo marcando el próximo vuelo de mi alma.

Todo



Todo lo que siempre quise vivir,
lo estoy soñando contigo.
Juntos buscamos lava de flor,
aislamos el vértigo de la caída. 
Y como una verdad a medio construir
ensamblamos las partes más carnales de nuestras cuerpos.
Tú. Yo. Y el mar venciendo al cielo.

Otra primera célula


Has abierto una ventana en mi voz para que vuelen suspiros que perecían inertes. Te he abrazado en tantos lugares, que el continente es casi de los dos. Nunca he amado tanto como aquella noche en Venecia junto al pequeño canal de la periferia. La calma en el aire y yo contando estrellas en tus ojos (voy por mil y todavía quedan). Si se nos acaba la vida, llévame a otro planeta. De este amor nacerá otra primera célula.

Soy tan feliz


Aún sigo en el tiovivo de tu lengua, en el giro de la calma que me trae tu concepto de deseo. Pones el tiempo a mis pies y yo te doy un lienzo en blanco para que reformules mi cuerpo. Quiero ser tu visión del mundo y renacer frente al mar, entre pájaros y espejos. Soy tan feliz cuando apareces... La primavera se ha acabado y estoy guardando jardines en los dedos. No te faltará nunca una caricia mía llena de pétalos.

De qué calibre es esta rosa que me hiere



¿De qué calibre es esta rosa que me hiere?
Aún me estoy curando la llaga encendida
que dejó tu beso. 
Tengo la hiedra extendida en el estómago 
donde antes rezaban mariposas. 
¡Ay, el canto de tu abrazo, 
cuando llegaba en silencio la aurora...! 
Estoy plegando el mundo en una gota. 
En mi mano también cabe el vacío del agua. 
Ando sin rumbo. 
Este olvido sabe a hierro amargo en la boca.

Esperándote


Estoy esperándote en todas las selvas, con un grito guardado en el corazón y un último abrazo cobrando vida en las piernas. El movimiento de la naturaleza insiste en su pugna continua con tu ausencia. Anoche cayó un océano blanco del cielo menguante y yo te busqué entre los supervivientes en la tierra. Me siento sola aunque brillen las estrellas. 

Te he echado de menos cada tarde, cuando llenaba la bañera y tú no estabas para ayudarme a deshacer la espuma. Esta ciudad, a veces, resulta insoportable sin tu risa. ¿Te acuerdas cuando le tirábamos piedras al sol?. El calor sólo podía ser nuestro. Los átomos de la rutina paraban a tomar agua en tus labios. Siempre fuiste un oasis en mitad del tiempo.

Vuelve, aunque sea para dejar tu sombra tendida en la cama, junto a mi sueño. Sigo teniendo miedo cuando se hace de noche y el mundo me habla de ti en lo inabarcable del silencio.

jueves, 22 de junio de 2017

Nostromo


La noche es un puente y voy hacia ti con la boca vaciada de lamentos. Lléname de tu saliva y mira la humedad que se desata en mis ojos. Quiero oir tu voz entre mis piernas. Háblame del mar y finge ser ola que baña mis muslos de luz y verbo. Así, como un suspiro de agua que busca el cielo. Ya están despertando los pájaros en mi espalda. Comparte mi vuelo. Seamos una única figura que sube en continuo movimiento. Haz que salga de mis hombros la última gota de fuego. Y después déjame caer sola, gravitando entre la espera y el recuerdo. 

Tengo que confesarte que pienso en ti cada vez que me quito la ropa y, desnuda de superficie, supero mi miedo al deseo. Ahora que vuelvo a estar en la tierra, súbeme a tu nave espacial y descubramos una nueva especie del universo. Bésame los dedos. Enséñame el idioma cifrado de tus secretos. Guarda en tu memoria los nombres que hoy le has puesto, casi ebrio, a mi cuello. Acaba ya con el aire que separa nuestros cuerpos. Y muere para nacer en mí, como una línea indivisible que atraviesa el tiempo.

martes, 20 de junio de 2017

Libertad de seda


Tu beso recorre la planta de mis pies como una leve caricia de aliento y me dices que todo irá bien, incluso en nuestros desacuerdos recurrentes. Después subes y yo me trenzo con la idea de tus manos por el resto de mi cuerpo. ¿En qué siglo de invierno se acabará este deseo? Rozas mi unicidad y lo dejo todo (mi ropa, el mundo, el silencio) para ser tuya por encima del tiempo. Agosto nos ha marcado con varias cicatrices de sus sueños. ¿Cómo voy a seguir mi vuelo de verano, si no te tengo? Rescata mis labios del vacío. ¿Lo ves? Está agonizando la luz de ese astro y yo tiemblo. Tu voz se ancla en el núcleo femenino de mis últimos miedos. Y una libertad de seda me estalla dentro.

Exaltación


Me he sorprendido a mí misma, apoyada en la pared, pensando en tu espalda. Y ha ocurrido: la revolución silenciosa de mis dedos, al tocarte. He sentido en el cuello, el aroma de tu caricia, la mezcla de fuego y aire. Me he curvado, he caído al suelo. Y he empezado a suplicar más noche. He roto los amaneceres de mi memoria. Y así, estrellada, me he entregado a tus labios. Haz de mí sólo una voz caliente de la luna. Aísla mi canto con tus piernas entre mis piernas. Vamos a fugarnos del silencio. Hay mil gritos azules esperando. Enciende con tu gruesa luz, la hunedad de mis hogueras. 

Proyectas el cielo en mi cuerpo. Veo pasar nubes por el ancho de mis caderas. Voy a salir de mí, para besarte con la vida que no me pertenece del todo. Quiero sentirte, universo que se mueve, hasta alcanzar el infinito soñado por las flores. El instante vuelve a ser Belleza. Muérdeme los hombros. Márcame con la exaltación de tu saliva. Y dime otra vez, cuánto me quieres.

Estado de sitio



Despacio, tus labios me traen el sonido del agua y la verdad única del fuego. Rodeas mis ingles y declaras el estado de sitio. Me habitas con la lengua. Intento levantarme. Necesito desaparecer del mundo, volar en dirección opuesta al caos emergente. Pero tú me obligas a quedarme, debajo de ti, despertando cada selva escondida en mis sentidos.

lunes, 19 de junio de 2017

¡Oxígeno!


Toda la nieve cae sobre mi ombligo, como el frío perenne de un amor olvidado. Demasiadas lágrimas para una tarde de junio. Pienso en ti y se reabren los círculos del dolor. ¿Cuántas heridas soportarán mis ojos?. Se van agotando las nubes, el color, los sueños colgantes... Todo es producto de mi imaginación. Lo sé. Incluso tú que llegaste aquella noche blanca de luna roja y te has quedado latiendo en la pausa de mi pulso. Tengo miedo. Creo que estoy viviendo sin aire. Te esperaré en mi ahogo hasta las lluvias de otoño. Tu abrazo tiene la cantidad de oxígeno que necesito para continuar respirando.

domingo, 18 de junio de 2017

Poema de otoño


No bebas hoy mi agua de estrella
que contiene lágrimas de árbol,
el otoño,
la percepción de permanencia,
un remolino de voz delimitando
los intervalos del amor:
[los días y los besos), [las noches y los sueños).

Ven cuando llegue la primavera
y seamos caricias nuevas huyendo de la distancia.

Contemplación geométrica


Rózame una vez más, amor. Acaríciame, como una lágrima de nube que anhela el océano. Se han puesto en marcha todos los laberintos de mi cuerpo. Creo que he nacido para esta contemplación geométrica que me haces con las manos. Mi aliento va trepando hacia tu cuello. Allí quiero quedarme, como un suave sol de invierno. Y recibir la noche de tu lengua, en mi espalda.

Me estoy convirtiendo en grito animal - gata que bebe, mujer que ama-. Necesito soltar ya contra tu pecho, la agonía de mi boca. Álzate en mí ahora. Álzate hasta que revivas dentro, muy dentro de mi alma.

Aveiro



La pequeña Venecia detrás de los cristales y dentro de la habitación, el submundo del Hambre. Bajo la lámpara encendida está sonando un fado. Estoy desnuda, sólo llevo puesto el rímel y tú una marca de carmín casi borrada en el brazo. Quiero verte desde todos los ángulos. Ve a aquel rincón junto al sofá y espérame con los ojos cerrados. Siento tanto amor... que le están brotando alas amarillas al espacio.

Como una rosa que sueña



Arderé en tu abrazo como una rosa que sueña. Mi aroma se posará en tu boca, alineando tu lengua, mi sexo y las estrellas. Volveremos al sol. Cabalgará la luz mientras nos movemos. Me dirás al oído todas las palabras impronunciables. Seré elástica, tuya, permeable. Y no habrá sombra de pájaros que sacie el calor del aire que rodea mi cuerpo.

Geisha



Nunca estaremos juntos, sólo esta ofrenda de sexo nocturno a cambio de la esperanza. No importa, me despliego en tu cuerpo para recibir el instante de la muerte, como una herida fugaz que sana mi imaginación en llamas. Dame la vuelta y muéstrame las rosas blancas que viven al final del túnel. Desliza tus dedos por la curva extrema de mi espalda. Voy a llorar en silencio cuando te vayas y el centro de mis piernas cuente con fuego los segundos que faltan para volver a verte.

MÁS




Muérdeme la voz 
cuando grite tu nombre 
junto a mi adverbio favorito. 
Abrázame con todo el cuerpo 
para que no me escape 
a jardines de luz. 
Sujétame a esta parte mortal del mundo, 
donde duele una caricia que termina 
y un beso lento que se abre camino. 
Clávame aquí, 
aunque el deseo me mate delante de tus ojos.

Trío


Ven a mi espalda y lame lo oculto de mis vuelos, lo que tengo miedo de confesar delante de un hombre. Y extiéndeme sobre las hojas para que la naturaleza y tú me devoréis al mismo tiempo. Me gusta la doble locura del tacto. Y que aterrice el cielo sobre mis senos. Todo será azul. El movimiento. Tus labios luchando contra la distancia. Baja. Entra. Quiero dejar de pensar en la vida sistémica, cómo se relaciona todo sin remedio y con dolor. Baja. Envuélveme con la magia de los vínculos, como si me estuvieras esperando desde agosto del 75. Rueda conmigo. No imagino otra manera de avanzar. El límite es el mar y un beso justo en el lugar donde se acaba el mundo.

En la fuente



Me siento en la fuente para ver correr el agua y desearte temprano. Cada sonido está relacionado con un lugar de tu cuerpo. Y este caer de la humedad del mundo poco a poco sobre mi mano, me lleva a tu lengua. Y me remonto a aquel hostal por horas donde nos hacíamos libres, el uno sobre el otro. Probando todos los gritos. Atrapando el fuego con los ojos. Mi boca se tragaba la amplitud de tu luz. Y podía ver hasta la vida que sobrevive a la llegada de la muerte.

sábado, 17 de junio de 2017

Voy a perder la cabeza


Voy a perder la cabeza si vuelves a mirarme y veo pasar en tu risa, las islas turquesas con las que sueño, mi paraíso de aves, luz azul que sobrevuela. Siento el frío espeso de la espera. El mundo es el cuarto oscuro de siempre cuando pienso en ti y la vida sigue ocurriéndole a los otros. América está más lejos hoy. Cabe un nuevo océano junto al Atlántico. Hay tanto ruido en aquellas olas. Y tu bondad persiste en todas las estrellas, iluminando noches y tardes. Se me hacen eternos los gestos: mirarme al espejo y no encontrarte, ir a cualquier centro comercial sin tu mano en mi espalda. No pasa nada. La sangre sigue la costumbre de la corriente. Sólo que me faltas. Y estoy demasiado triste.

Sola


La noche siempre me deja atada a tu beso
como punto fijo en la rotación de mi existencia.
Hay demasiados pensamientos míos
muriendo de ausencia en tu boca.
Llega la madrugada. Estoy sola.
Voy a intentar no arrastrarme por el tiempo
dándole vueltas a mi propia hambre,
mientras recuerdo la profundidad de tus manos
en cualquier defecto de mi cuerpo.
La entrega de esta espera es eterna.
¿Cuándo llegas?
¿En qué momento del infinito milimetrado
el mar se convertirá en ola?

[Me alcanzas,
como si aún fuera una laguna en ámbar,
con la aceleración de una calma perversa.
Me llamas por mi nombre de flor
y me hundo en una primavera hipnótica.
Luz.
Color.
Agua.
Danzamos con los pronombres intercambiados.
Mi alma late en el dolor de tu carne saciada].

Ahora que te sueño de nuevo,
déjame volver a amarte,
que la vida se resume
en aquel suspiro de mis ojos
cuando no podías parar de abrazarme.


Voto de dulzura




Escalamos el aire. Tu aliento en mi ombligo es mi nueva manera de abandonar la Tierra. El mundo transcurre casi invisible cuando me respiras tan cerca. Me olvido de la fragilidad y el dolor. Mis lágrimas también te desean. Túmbate. Renueva tu voto de dulzura abriendo las piernas. Sin prisas - llevo la eternidad en la lengua- voy a romperte el silencio del agua. Cuando acabe, déjate caer sobre mí como si fueras un ala rota, una luna llena de rabia que se vacía en mi boca.

jueves, 15 de junio de 2017

¿Jugamos?



¿Jugamos a que cierro los ojos y adivinas mis sentimientos cuando me acaricias aleatoriamente como si la naturaleza estuviera siendo creada desde un nuevo cielo?

He sentido lunas en los pies cuando besabas mi boca, un aspersor de segundos en los dedos al recorrer mi espalda con tus párpados. Ahora entiendo por qué todo el infinito lleva tu nombre. Viene el sol sobre aves de agua dulce. Anochece. Deja tu aliento en mi mano y abrázame fuerte.

La próxima despedida


Entre todas las flores del universo ajardinado, has ido a encontrar mi alma sin pétalos, voz cansada sin sílabas pendientes en las manos. Siempre tendrás que combatir la soledad de mi huida, el frío de un Tiempo que sueña demasiado despacio, los amaneceres inacabados y un sol semicircular alumbrando la próxima despedida.

Cascada de lágrimas pequeñas


Ya estás conmigo
y gira el color de los geranios.
Te miro mientras todo cambia.
El silencio
sólo es un estado más del alma.
Regreso a tus labios
para pronunciar cada forma
de tu fuego
y encuentro en tu lengua,
la luz incendiada del agua.
Cierro los ojos.
Siento una larga pausa del tiempo
llegando a la curva de mi espalda.
Me olvido de antiguas ausencias.
La felicidad viene rodeada de sus luciérnagas.
Vuelvo a ser lámina entregada.
Tu piel se agranda para latirme dentro
como una cascada de lágrimas pequeñas.
Y se adueña de cada parte de mi cuerpo
un insaciable anhelo de primavera.

AZUL SOBRE AZUL


AZUL SOBRE AZUL,
así definías la flotación, 
la ausencia de vértigo, 
la paz de movimiento.
Y me sometías entre tus brazos 
a la caída libre del espacio: 

tu voz en mi piel,
mi silencio en tu tacto. 

Y la melodía que deshace el dolor, 
sonando. 
No podré estar sin ti. 
Y sólo me queda una vida,
para poder evitarlo.

domingo, 11 de junio de 2017

Súplica de agua



Te espero en el suelo, sin ataduras que nos sometan a la gravedad o a la luz. Soy una frágil súplica de agua.

Y tú llegas, como una estatua de fuego, buscando su reflejo dentro de mi boca.

Arrodíllate. Olvida tu forma. Seremos un lazo de aire que se derrumba en la voluntad de la hoguera.

Como un recuerdo


Vivo el presente como un recuerdo
y vuelvo a pensar en ti,
en nuestra fusión de alas y ventanas.
No me dejes nunca salir de tu alma,
necesito permanecer encerrada 
en el sentimiento que me une a la naturalidad de la muerte
(tu boca es el final humano de cada paisaje).

La vida ha ido pasando
con la escasez de una única luna.

Quizá, yo ya no sea
ese átomo de luz en tus manos
haciendo diabluras geométricas
y tu nombre
esté desapareciendo poco a poco
en esta ceguera urbana de mis ojos cansados.

Trágame luna


Una colonia de soles sobre la línea del horizonte, tratando de mantener el equilibrio con la naturaleza y el tiempo. Me uno al desorden de las cosas. El otoño es un oasis después de tus ojos. Hay suficientes escamas en las nubes rojas. Se eleva la temperatura del planeta. Ya somos Marte. Y mi alma grita: trágame luna, para no ver. Para no verte.

sábado, 10 de junio de 2017

Respírame en el cuello


Respírame en el cuello
y libérame hasta el último átomo de vida. 
No habrá marcha atrás, 
compartiremos un único grito ante la muerte. 
Nuestra sombra común envolverá 
los lamentos fugaces de las olas. 
Y yo te seguiré queriendo 
cuando el mundo se acabe 
sin llegar a comprender su propia tragedia.

Estás tan lejos


Estás tan lejos que el mundo sólo es aquel sueño en que me besabas la espalda diciendo mi nombre en todos los idiomas y me hablabas del tiempo mientras subías por mis piernas con la última muerte del mar en la boca.

viernes, 9 de junio de 2017

Necesito


Necesito compensar cada dolor con la paz de tu cuerpo. Mis círculos permeables se mueven contigo, como una única voz que canta en la oscuridad. Estoy cansada del día y del mundo. Déjame reposar en tus dedos, hasta que brote una nube en el sol y los peces cambien las escamas por pétalos.

miércoles, 7 de junio de 2017

Despierto contigo


Despierto contigo
con la sensación de la noche
aún en los labios.
Doy vueltas en la cama
hasta encontrar
una prueba de luz en tu espalda.
Siempre amanece antes en tu cuerpo,
el planeta arrastra la rebeldía del tiempo
y reniega de su giro, a oscuras.
Voy a besarte:
acaricia mi cuello.
Y lléname de tus gotas de vida
antes de salir a un nuevo día.


La última vez


No podemos dejar de abrazarnos.
Se caen las olas del sol
sobre el océano
y sentimos un nuevo salto de agua.

Tu espalda vuelve a ser milagro.

El mundo fluye, estanque pequeño,
entre mi latido y tu pecho.

Un racimo de amapolas raya el cielo.
Y nacen suspiros azules.
Y vuelan sumergidos en flor, los pájaros.

Tu nombre permanece como un eco
de mi boca, en la luna. La nostalgia
es un grito que tiembla callado.

Aquella nube de nieve
se está rompiendo con mil besos dentro.

En cada sueño, invento una figura
y después te busco despierta.

Mis párpados tienen la fiebre de la rosa.
¿Cúanto deseo
cabe en la ráfaga de luz
que prende
de letras mayúsculas, mi cuerpo?

No te vayas nunca
de mi cintura, tus dedos
me unen al orden de la naturaleza.
Empieza a contar del infinito para atrás
y descúbreme al principio:
estoy imaginándome en tus ojos cerrados.

Quizá sea la última vez que te vea
y mis manos cierren su línea de la vida.

Quizá la voz de mi caricia crezca en otro lado.

Pero ahora, sí, abrázame los labios
contemplando juntos la expansión del universo
y graba tu huella de fuego
en la consciencia atemporal de mis pasos.




martes, 6 de junio de 2017

Insumisión


Hoy estoy huyendo de la tarde
y vienen detrás los pájaros
como una sombra amarilla
que se confunde con la puesta de sol.

Todo se mueve a la vez...
El vacío templado del espacio,
el dolor del agua que muere
lejos del mar,
un suspiro tranquilo,
una llama con fuego en los dedos,
la luz
goteando estrellas sobre mi ombligo,
la bajada de todas las cimas
a las raíces del universo,
el ser o no ser de tus labios y el mundo,
el subconjunto cerrado del tiempo.

El origen de la vida
nos está llamando desde dentro.
Libero cada amapola,
preparando mi cuerpo
para las noches del anhelo.

El silencio asume el grito blanco.

Acaba el día
con la insumisión de la huída,
girándose mi voz hacia tu abrazo.

domingo, 4 de junio de 2017

Instante de mar


Respiro el precipicio del tornado,
lo acabado que visita mis ojos
como una vieja trampa,
la verdad del tiempo
haciéndose envolvente tela de musgo,
la humedad impregnada de caracolas vacías.

El sonido también se fue a otra galaxia
(fuga en la nube,
desierto rojo en el sol de agua).

Me he asomado a Marte
y he encontrado tu alma
en el instante de mar donde empezaba la vida.

Sin tu voz, no duermo




Sin tu voz, no duermo,
planeo entre cristales hambrientos
y el sueño se queda por fuera de la ventana
mirando la indivisibilidad de mi insomnio.

Quédate


Súbeme al abandono anunciado de tu cuerpo
y respiremos juntos la luz caída de los átomos.
A este altar que has construído para mis ojos,
van a nacer mis nuevas lágrimas de deseo.
Pon tus manos.
Recibe el calambre final de la rosa,
cada relámpago,
el sonido huidizo del fuego.
Una voz de sal evoluciona
desde el primer dolor del silencio.
El amor se estremece
en la incertidumbre de su vuelo.
Quédate.
Sujeta conmigo la línea azul del universo.

Me abres la puerta al mar


Me abres la puerta al mar,
al movimiento recurrente de la existencia.
Tengo el mismo sueño que el sol:
un horizonte de rosas amarillas a lo lejos.
El dolor se desintegra
dentro de la última caracola del mundo
y suena en el aire, una luz nueva de olas pequeñas.
Busco tu mano para cerrar los ojos
y sentir el silencio.
Dejas tu beso en mi cuello
como una extensión roja del cielo.
Vuelo debajo de las estrellas
contando lumbres en el espacio.
Tocamos con los pies
el último lamento de la Tierra.
El recuerdo de tu aliento
se enreda en la voz secreta de un árbol.
Muere el tiempo en la brisa
y nace la vida eterna de un pájaro.