viernes, 4 de agosto de 2017

Estaba sola


Estaba sola y me hablabas de una dimensión de frutas dulces. Desde fuera nos buscaban jugos ingrávidos. Dentro, mi corazón no era más que mar y un latido a punto de romperse por el vértice. Me besabas, con la sangre de un pétalo en los labios. Alejabas el dolor. ¡Me amabas tanto! Esperabas cada amanecer en mi espalda. Yo huía del silencio de la noche en tu cuello.

De todo eso, sólo queda la sombra de una hormiga en la pared. 

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