viernes, 29 de septiembre de 2017

El siglo pasado



Estoy mareada. Un humo de verano aumenta el calor de la tarde. Y se me cansan las manos hinchadas. Los síntomas de la rosa han dado paso a la enfermedad estacional de no tenerte. Me ha subido el astigmatismo desde la ultima vez que nos vimos, el siglo pasado, cuando no nos importaba ser efímeros. Dime ahora qué somos. Una luz al borde de un temblor de cielo, el relámpago continuo del olvido. Ha caducado nuestra última oportunidad y noto que la Tierra sigue girando. Si vienes, hunde en mis labios la esperanza de un beso. Y corre las cortinas. Quiero encerrarme por fin en la noche abierta de tu cuerpo.

Memoria onírica




Sobre el parquet dirás otra vez mi nombre,
recreándote en cada sílaba,
como queriendo alterar el tiempo
con las pausas de tus labios.
Mis lágrimas recorrerán
diferentes superficies geométricas,
estampándose al final contra tus latidos.
Y en ese vaivén existencial del beso y la caricia,
me derrumbaré.
Pensar en ti me hace más fuerte.
Renazco con un rugido de las pestañas.
Estoy aquí, a tu lado.
La vida continúa, aunque con otras manifestaciones:
el recuerdo a veces sobrepasa
mis búsquedas hacia el futuro.
Y te quiero tanto,
que el aliento se me escapa al espacio
para crear un nuevo sueño, distinto.
Pero tú ya estás en toda mi memoria onírica.
Para expulsarte de mí
tendrían que hipnotizarme el alma. Y los dedos.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Dolor

Es dolor. Llámalo
Cañón del Colorado de musgo negro,
Mar Muerto en el que me hundo,
hormigas de locura desordenando mi cabeza,
carreteras vacías.

Saber que eres tan mío 
como lo serás de otras.

Llámalo
amor pretérmino, clausura.

Pero no es más que dolor.

Último abrazo

Un universo quieto en el movimiento de mi lágrima
y tu último abrazo latiendo aún en mi mano,
en mi bolsillo, en la nada que subyace a la ausencia.

Sé que al menos estás en mis pies
porque te siento,  inevitable ceniza encendida,
en cada paso que retrocedo.

La Mujer es el único animal
que tropieza dos veces
con el mismo olvido.

Gana la vida



Gana la vida,
en su constante inercia
hacia la muerte, 
dejando a su paso 
pájaros caídos sobre pantanos secos, 
rosas trepando por hiedra agónica,
voces dentro de una botella atravesando el océano, 
el temor de las estrellas antes de apagarse, 
la piel estremecida tras un último abrazo. 

La verdad de tu ausencia sobre todas las cosas.

Y si no vuelves



Si el mar se convierte en hilo de agua alrededor de la tierra y hay flores buscando refugio al azar dentro de caracolas y se vence el muro donde descansan los recuerdos y una ola sube por las pequeños peldaños del espacio para cubrirse de luz.

Y si me lloran los labios y me escuece la herida abierta del beso y el algodón de tu última caricia se me rompe sobre el pecho.

¿Y si no vuelves... y me quedo con la soledad desnudándose en otro vacío de mis manos?.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Tuyos



Dejas restos de tu saliva en las dobleces de mi cuerpo, en un intento de hacer tuyos mis próximos movimientos. 

Castiga mi quietud con la insistencia de tu boca. Ven conmigo a liderar estrellas, con una luz que sea tan sólo nuestra - mezcla astral de fluídos y materia -.

Recógeme. Voy a languidecer ahora que quebrantas la distancia, entrándome por la raíz oculta de mi memoria.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Línea 2



Termina el día y se lleva un último recuerdo: tus ojos clavados en mi lágrima mientras me dices adiós sin apenas mover los labios.

Años después volvemos a vernos en una estación de metro. Así es la vida, nos cruza a su antojo, cuando ya dejas de esperarlo.

[Está bonita la tarde... ¿Has visto las nubes violetas? Parecen flores que bajen a devorarnos. En otro tiempo te propondría huir juntos del hambre del espacio. Y te negarías; tú y yo sabemos de otro tipo de hambre menos etéreo. Súbeme la camisa. Y abrázame en silencio.

¿Has oído alguna vez el llanto de mi caricia, la noche cayendo en mis dedos para apagarme? Ha sido difícil vivir sin ti al borde del mismo acantilado. Y no tenerte bajo la lluvia. Y no sentirte cada verano.

Y aquí estamos, en la línea 2, decidiendo si respirar o morir antes de volver a besarnos].

martes, 19 de septiembre de 2017

Sueño


Sueño
con tu barbilla apoyada en mi hombro
hablándome
de la última vez que viste estrellas fugaces.

Me acaricias el vientre
y siento
mariposas tropicales en el estómago.

Me doy la vuelta para no besarte.
Espera un poco
a que la noche cerrada esté de nuestra parte
y nos desnudemos el uno al otro
como amantes
que inician una partida de caricias marcadas:
"ahí me gusta más, aquí me gusta siempre".

Espera
a que tu nombre abrase
los lunares de mis labios,
a que la idea de tu cuerpo
me induzca a un nuevo abrazo
y un impulso de flor en llamas
divida el mar en dos mitades.

Después pienso perderme
en el laberinto de tu imaginación.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Casi


Como el último suspiro de un árbol o el vacío dentro del ruido rogando descanso, así miran mis ojos en esta tarde de otoño anticipado, preguntándome dónde estarán tus manos: en qué página de qué libro, en qué ola de qué océano. Las estaciones vuelven a ordenarse, aunque mi casa te llame por todos los rincones en los que te he besado. A veces me visita el ángel de tu sonrisa para encenderme los labios. He subido los recuerdos al altillo, junto a la ropa de verano. Apago las luces. Entra un frío premonitorio por la ventana. Los miedos permanecen a su modo, en forma de acantilados. Se van los pájaros del tejado de enfrente. Sale la luna a ras de suelo, rozando el mundo cotidiano. ¿Lo ves, encanto? Ya casi te he olvidado.

Rosa en el infinito



Tan cerca de ti, que puedo leerle el pensamiento a tus dedos. Mi cuerpo se desvanece con el roce de tu aliento. Me miras y, en ese instante, nacen pirámides, mariposas y nubes. Todo forma parte del mismo sueño. 

Beso tus labios y se liberan como luciérnagas mis recuerdos de música. Llevo sonidos en los hombros: atrápalos con tu caricia. 

Amor, ¿es la tarde un círculo que va a contenernos para siempre? Mi corazón girará dentro del giro. Así te quiero, con el movimiento continuo del mundo. Soy pétalo en la rosa. Y rosa en el infinito. 

domingo, 17 de septiembre de 2017

Envolvente


Camino sin agua en los dedos. La sequía de la caricia me inunda el anhelo. Cómo avanzar con este volcán detrás tragándose los besos. 

He renunciado al futuro, al aire, para no volver a sentir un adiós de nieve en el pecho. No puedo vivir sin ti. Y ese es el dolor transversal que me hiere por dentro.

Intento olvidarte. Pero la almohada te adentra de nuevo en mi sueño, como un envolvente olor a incienso.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Después de la urgencia



Después de la urgencia
siempre viene la calma,
aunque en tu cuerpo desnudo
el tiempo se desordena.
Se mezclan un ayer de mis piernas
con un mañana de tu espalda.
Y así, casi desorientados,
cerramos los ojos
para vernos con la luz del alma.

(Soy cómplice de tu sonrisa
cuando llega la madrugada).

Anda, quédate.
Después de la urgencia,
puedo volver a prender la llama.

Y sentir el canto de tus dedos
en una caricia larga.
¿Qué es muerte y qué es suspiro
en este entrega curvada?
Tanto amor con tu nombre
se está llevando la distancia.

Quédate. Subamos juntos
a nuestro mar de luciérnagas.
Naveguemos con las bocas
entrelazadas,
tragándonos la saliva del otro
para no ahogarnos solos
en mitad de la nada.






viernes, 15 de septiembre de 2017

Señales





Diviso señales de agua y viento
en los bordes de tu boca.

Voy hacia ti
ahora que va a comenzar
una nueva tormenta.

La dulzura del movimiento



Debajo de tanta oscuridad
estaba mi piel,
la dulzura del movimiento,
las ganas de ser pluma
en el pico de una estrella.

Me desentierras. Se hace la luz.
Separas mis pechos,
me esnifas la línea alba
y llegas al extremo
donde más huele la existencia.

Me rindo. Suelto las sábanas.

Aunque sea tarde, esta noche
sólo quieres devorar antorchas
y yo, gritar delante de monstruos
hasta que se te duerman los dedos
en la ascensión de mi espalda.

Antártida



Deja en mis alas una atadura salvaje a tu cuerpo.

Voy a volar de espaldas a tu lengua
buscando mil caricias de agua.

No me detengas,

hasta que me roce el sol y mis ojos
tengan fuego suficiente para quemar
la Antártida.

Escombros pequeñitos




Al pensarte con tanta fuerza, han estallado los azulejos del baño. Entre tantos escombros pequeñitos, no sabré plantar las rosas de la inocencia; ya no. Sólo me queda vivir en este deterioro del paraíso (fuego devorado por nubes de agua). 

Mi voz, casi humo, sale por la ventana a tu encuentro. Me oprime esta verdad a medias de quererte-odiarte como única migración posible al caos ordenado de la ausencia. 

Mi lágrima te espera en tu portal, en el buzón,  mezclada con los folletos de publicidad; en la cerradura de la puerta. Abre. Dentro podrás olvidarme, sin que me dé demasiada cuenta.

Dolerá el silencio. El yo-yo de estrellas jugando a la destrucción del cielo. La luz sometida a baja temperatura. Dolerá el frío. Las huellas de otros labios en tus dedos. La pregunta continua de mis manos por tu espalda. Dolerá el recuerdo desintegrado.

Y en mi boca se refugiará el túnel bidireccional hacia la muerte.




jueves, 14 de septiembre de 2017

Soy para ti el deseo



Soy para ti el deseo
y yo me hundo en polen violeta
para distanciarme de tu largo verano.

La vida continúa,
un tren de relámpagos parte de las nubes
hacia un sol lejano de musgo blanco.

Trapecios irregulares juegan en mi pulso
a ser latidos constantes.

Miro el cielo
y encuentro tus palabras vacías y carnales.

Huyo sin ti en las manos.
No quiero arrastrar los recuerdos,
tan solo llevarme un lazo de estrellas
anteriores a tu nombre y a tu barro.

París



Todos los poemas me hablaban de ti
y ahora de tu sombra azul
sobre el viejo estanque de amapolas.

¿París es anhelo o recuerdo?

[Nuestros pies avanzaban
pensando en las huellas del otro.

Tu beso-eiffel,
estaba más lejos del cielo que otras veces].

París. Y tus ojos mirando
a un Oporto con olor a cerrado
en el que tampoco fuimos o seremos.

Ángel de la guarda



Cuando me besas, tu metralla
entra en mi boca,
arrasando vida y muerte
a partes iguales.

Te abrazo y me inunda
una sensación compacta de olvido.

¿Cómo puedes acariciarme
con el recuerdo de tus manos?

Desesperada, invito
a tu ángel de la guarda
a tomar café
y siempre te justifica:
no le juzgues,
aprendió a amar
entre arrozales,
con el odio por la cintura.
Así te quiere, sobreviviendo
a una guerra activa
con su pasado.

Alucinaciones carnales


Dejo mi locura abierta. Entra cuando quieras a tomar su fuego recurrente. 

Y una pista de nostalgia en la ventana para que me encuentres siempre en tu memoria.

Y un nido de aire en mi sexo. Respira mis alucinaciones carnales.

Qué voy a hacer ahora



Qué voy a hacer ahora
que todos los parques te nombran,
que todas las flores del planeta
tienen el color de tus ojos,
que tu aliento se balancea
entre las hojas de los árboles
como una brisa de permanente aurora.

Qué voy a hacer
con las noches sin tu luz...

Qué voy a hacer ahora
que tu beso
sólo es
un eterno silencio azul
sobre las olas.

martes, 12 de septiembre de 2017

I. ELLA: TOKIO





Tu caricia imprevista

debajo de mi vestido, palpando

el calor de mi sangre,

la circulación libre del deseo.


Me hablas de tu último viaje

a Tokio

con un haiku en los labios.


[Tu beso lleva

tanto aire azul hacia el mar.

Nace la brisa]


Sigue tu caricia. Y la vida.

Apartas mis miedos

como si fueran mala hierba.

II. ÉL: LA INTENCIÓN DEL AGUA




Aquí destruyo tu temor

al amor eterno, en ese rincón

del muslo izquierdo donde habita

un lunar salvaje sin forma

(como tu boca cuando me abarca

y me impregna de círculos lentos).


Separo tus piernas del todo.


Ahí mato con los dedos

cualquier atisbo de castidad.


Sé pura cuando me adentro.


Sé blanca cuando la huída

de mi cuerpo se detiene en ti

y vuelve como un boomerang líquido

a desvirgar tu hambre.

III. ELLA: EN ESTADO DE EXCEPCIÓN



Me quedo desplegada

con las rosas liberadas de ataduras espirituales.

Tus ojos se llenan de mi calma

y te contagio sin querer

de mi otra prisa, la carnal, por seguir.


Quiero saber cuántas arrugas más

somos capaces de hacerle a las sabanas.

Baja la persiana.

Y en la oscuridad de la mañana,

dime qué te gusta de mí.

IV. ÉL: REVELACIÓN





Las gotas de lluvia en tus dedos,

 el sol de tus pechos antes de caer sobre mí

con la gravedad intermitente,

el movimiento pausado en la búsqueda del placer individual.

Tu voz cuando maúlla después del orgasmo.

La verdad sin dogma.

La libertad del cambio.

La contradicción de tu boca

si dices "no puedo más"

y te abalanzas sobre mí

con todo el sudor en la lengua,

trepando, saltando en el mismo horizonte grueso.

El anhelo de la repetición.


Me gusta cuando te sacias

y te acercas para besarme de nuevo.

Y me tocas.

Y yo te susurro al oído con las voces de los árboles.

Aíslo el viento en una nube.

Se mueve el espacio sobre sí mismo.

Y tú buscas la rotación del mundo

con la desesperación intacta. Conmigo dentro.

Y se desgarra tu fragilidad sobre mi pecho.

V. ELLA: ENTREGA



[Abro mi cielo.

Se adentra tu nube.

Llueve ahora.]


Y permanezco

con la sal húmeda de tu abrazo,

callada, mirando las luces pequeñas

que parpadean en tu risa.

¡Es tan hermosa la Tierra, amor mío!

¿Le ponemos nombre a las flores que están brotando del silencio?

"SemiYA",

por tu inmediato asalto a mis ingles.


Fecunda la apertura.

Y cierra el día detrás nuestra,

que no traspasen los gigantes del crepúsculo

esta unión definitiva.


lunes, 11 de septiembre de 2017

Después de quererte



Después de quererte
he sentido
la muerte de una flor,
un desprendimiento atormentado
de la caricia,
la voz abandonando de raiz la palabra.

He sentido una muerte de flor,
una batalla perdida en la yema de los dedos,
la traición de la soledad.

Pero continúo,
con los hombros caídos,
la garganta seca de tanto llanto,
la cintura con una vuelta de más,
casi exprimiéndome la vida.
Me derrumbo a veces,
como si fuera la última superviviente del planeta
y no quedaran opciones reales
nunca más
de volver a verte.

domingo, 10 de septiembre de 2017

A-49

¿Dónde acaba el cielo
y empieza la luna?

Voy conduciendo
con la voz en línea recta
hacia tus labios.

Quiero llegar,
que mis palabras te sientan,
como un murmullo de consuelo.

¡Amor, es tan corta la vida y estás tan lejos!
¿Y si cambiamos el principio de la historia
y te vienes a vivir a mi sueño?

Prometo entregarte uno a uno
los gemidos de mis dedos,
cosechar caricias alrededor de tu pecho,
volcar mi agua-luz sobre tu sexo,
rotar los hemisferios,
para que la noche
siempre quede encima de nuestro beso.

En calma


En calma,
con la mejilla en tu espalda,
acariciándote el latido
después de recorrernos
como el aire salvaje sobre las olas
(molinos de mar).

Tu movimiento
es mi mayor fuente de energía.

Llega la noche.
Es demasiado tarde
para hablar de sentimientos.
Te quedarás dormido
mientras le arranco la última luz
a la oscuridad:
podrás seguir viendo estrellas
con los ojos cerrados.
Y me quedaré dormida yo,
con la boca a la altura exacta
de tu ombligo.




sábado, 9 de septiembre de 2017

Devorando



Quiero besarte,
devorando esta distancia
que ensordece mis labios.

Y alcanzar la plenitud,
cuando tu saliva
me pase por la garganta.


viernes, 8 de septiembre de 2017

Llámame lluvia


Dibuja números en mi espalda, como solías hacer antes y respira el profundo ahogo de mi silencio. Estás tan cerca que comienza la fiebre carnal del aire. Yo sigo con esta ceguera selectiva. Sólo veo tu cuerpo. El imán de las nubes nos lleva a la cima del océano. Siento el incendio declarado por tus dedos, tu caricia en mi costado buscando un latido solitario. Ya están suspirando mis muslos. La primavera se balancea al borde de otro verano. La temperatura del movimiento se está elevando con tu voz encima mía. Llámame lluvia. Abarca mis labios. Echa a volar las luces abandonadas al final del espacio. Y quédate a mi lado cuando despeguen las estrellas y mi vida sea un lugar protegido en tus manos.

Ven, ya puedes besarme


Sigue encendida la lámpara de mis labios,
lumbre que permanece, 
voz de fuego que consume océanos.  

Me he curado la herida del verso, 
la tristeza, 
la búsqueda hacia atrás del futuro. 

He encontrado la hélice de pétalos
que borra el desamor de las huellas 
y se instala como un renovado perfume en las manos.

Ya puedo mirarte detrás de las estrellas
y sentir, sin dolor, la nada huyendo por otro espacio. 

Vengo con la soledad innata de la vida
para compartir mundos rotos contigo. 
He salvado soles del mar y algún recuerdo. 
Puedo volar en tus pies 
y ser corriente eterna de tierra, 
amándote en las noches de invierno.

Ya puedo abrazarte
y desnudar mis flores frente a tu espejo. 

Antes también te quería, 
pero mi cuerpo era una sombra, lejos de la civilización. 
Ahora soy un pájaro de luz libre. 
He llegado al umbral del infinito para sembrar con el alma un rosal de latidos. 

Ven, ya puedes besarme. 
Flotarán todas las rosas
mientras yo muero alegre 
dentro de un interminable suspiro.


Con los pies llenos de espuma


Con los pies llenos de espuma vuelvo a pensar en cómo recorrías mis extremidades con tu ansia oculta de movimiento. Lamías mis tobillos, mientras me hablabas de Heráclito y las contradicciones del mundo natural. Yo te decía que sí a todo, para que tu lengua se sintiera cómoda en mi piel. En esa entrega afirmativa de mi cuerpo, dejabas tu promesa líquida. Y al final de tu gemido, siempre creía oír un "no te preocupes, volveré.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Tu sonrisa se me está subiendo a la cabeza



¿En tu cama o en el suelo?
Dónde vamos a prenderle fuego
al movimiento 
hasta ser una única llama 
que se arrastre camino del infierno.

Hoy he vuelto a verte y aunque me hablas del presente, el pasado permanece inmóvil en tus ojos. Esta vida separados nos va acercando más a la muerte. 

[No sé si el error fue terminar o conocernos. Siempre encontré el mar en tus dedos. Todos mis suspiros se hicieron sobre ti, lugar eterno. ¿Te acuerdas de París? Yo recuerdo tus labios traficando calor en mi cuerpo.

(Hace frío. Quizá mañana llueva).

Tu sonrisa se me está subiendo a la cabeza y tengo que conducir luego...

¡Ay, cuántas noches me pasé en tu espalda contando caricias y sueños! Sentía una fragancia sin dolor corriendo por mis venas. Me decías: "es mi amor, se te ha colado dentro. Y no voy a irme hasta que muera. Incluso después seguiré en ti. Seré luz violeta en tu alma. La eternidad te nombrará con mi voz].

¿En las escaleras o contra la barra?
En qué estancia del bar
vas a soltar una carcajada
cuando me veas arrodillarme,
con el jadeo al borde del aliento,
para abrazarte como más me gusta:
con la boca.

martes, 5 de septiembre de 2017

Líbrame del mar


El sueño del espacio sigue siendo tu boca,
volar hacia ti
como un terremoto de angustia roja
y besarte,
besarte
siempre que el aire y la lluvia lo consientan,
hacer juegos de palabras cerca de tu oído:

líbrame del mar
confinado en mi cuerpo,
voy a desaguar la magia blanca
de tu deseo,
súbeme al fondo de algún océano
para flotar juntos,
(tu latido floreciendo entre mis pechos).


Gimo en tu hombro, luego existo.

No sé discernir la vida del pensamiento.

Abrázame y alivia la duda.
Sé mi bálsamo
frente a un día que termina.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Columpio y rosa




Tal vez el paso del tiempo se lleve esta luz salvaje que me abre los muslos hacia tu boca y me conceda la quietud, pero mi cuerpo vuelve a ser columpio y rosa, cada vez que me miras. Y se mueve mi aroma como una onda sobre ti. 

Respírame. Encuentra dentro de mí tu propio olor. 

La voz de la noche me susurra en el ombligo. Otra vez. Otra más. No importa que el mundo esté dividido en dos y el cielo sea la trampa de siempre protegido por una atmósfera que miente. No importa nada. 

Comienza de nuevo a rozarme los hombros y deja un escalofrío lento dentro de mi pensamiento. El futuro tendrá tu tacto. Y volaré como un pájaro en el canto inolvidable del recuerdo. 

sábado, 2 de septiembre de 2017

Zigzag de espera


Me está seduciendo el aire

Toda la música de la tarde

sigue un camino de hormigas

por el interior de mis muslos

y en este zigzag de espera,

llegas tú

y me atrincheras contra las sábanas.



Sólo voy a luchar con el aliento...



El resto de mi cuerpo se queda quieto,

respirando a veces,

hasta el desalojo químico de todo tu deseo.

Antes de irme a dormir




Corre el agua por mi espalda.
No acercas tu boca demasiado,
pero intuyo las caricias de tu aliento.

Me apartas el pelo mojado
con un suave roce.
Contigo no me duele la curva
del cuello. Soy algodón elástico.

Separas mis piernas.
Encuentras la madriguera del sol.

                Aprieta tu mano:
va a deslumbrarte un olor
a primeros rayos.

Tanta luz... Y sólo oyes tu nombre
en mi labios.

Me agarro
a tu pelvis para no evaporarme.
Me apoyo en tu piel
abriendo la boca.
                     
                       Toma impulso
en mi lengua
sin salirte de la trayectoria.

<Crecen las rosas
y el calor de estrellas nuevas>.

El movimiento nunca tuvo tanto sabor
como ahora
que me sucede dentro.

               Rómpete.
Derrama tu latido.
Quiero tragarte
antes de irme a dormir.







Nacen relámpagos




Nacen relámpagos de mi respiración.
                             Me besas en el cuello.
Y arden palomas de la paz en mis pechos.

Tus manos me traen el agua.
Me acaricias con vaho en los dedos.
Mi cuerpo es una luz que cae:

recoge
en tu boca
mi desmayo y mi deseo.

Después vuelve, sube,
si tropiezas con mi hombro, muerde.
Hazme curva ingrávida que se mueve
para colmar tu vacío de equipaje.
Y si vuelo, muerde otra vez
hasta que se me callen los ojos
y mis uñas hablen.

La luna es esa masa blanca
con la que TÚ sabes mostrarme
la enormidad de la noche.

Dulce Eva



Recuerda este beso
la textura del aire
la temperatura del agua
mi mano en tu cuello
deteniendo las olas,
mis labios abiertos al mar
tu voz con ganas de luz
el sol bajando como un reloj de arena
mi espalda húmeda en la idea fija
de tus dedos,
el movimiento jugando a la pausa
en mi cuerpo:
quiero quedarme en tí
hasta que el Atlántico alce su último vuelo.
Hay tanto amor en tus ojos
que se me acaba el dolor
del transcurso del tiempo.

Recuerda este beso
cuando la realidad sea una medusa viva
cerca de nuestros pies.

El último planeta


















Después de cada abrazo,
toda llama se evapora.

Acércate un poco más
hasta que mi aliento te reconozca.

Cruza con tus dedos mi espalda
como si fuera mi cuerpo 
el último planeta.

Deposita víveres en mis ojos.

Prende una luz fértil 
en el ansia de mis piernas.

Adivinanzas



















Desde afuera sólo se ve silencio

y una luz indirecta casi apagada.
No se ve mi beso dentro de tu beso
jugando a las adivinanzas:

"es rojo y se mece en tu pecho,
no es pájaro ni amapola..."

Es el suspiro de mi alma que sueña
en tu sangre,
cómo debe ser la primavera.