martes, 28 de noviembre de 2017

Siempre



Tenerte en esta distancia sin vuelo... 
Amor, me voy derrumbando.
Cuando llega la noche 
me arde el latido 
y entro en un insomnio de fuego.
Empiezo a recordar tus labios 
antes del beso, 
todas las sombras rojas del sol. 
Me asalta el color. 
Estiro el tacto y te toco
en tan larga víspera del encuentro. 
¿Cuándo estarás conmigo? 
Deshojaremos el aire 
hasta extraer aromas nuevos.
Tu sudor rodará por mis mejillas
como lágrimas en celo. 
Te adentrarás en este "nunca" tan abierto. 
Y revertirás con tu voz el sentido de cada adverbio.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Quién soy


Al fondo de una luz templada me esperan tus manos, el viento se vuelve rojo en movimiento, el espacio deja de ser vacío, tu boca contrae la distancia, mis dedos se humillan ante la inaplazable caricia. 

Quién soy a este lado del amor.


Me reciben tus manos, mi cuerpo entero revive su última fantasía (el tiempo detenido en un pétalo, la naturaleza flotando en un leve roce de mar).

Y te vuelcas en mi pulso para estar más dentro de mí que yo misma.

Desabrochamos la tierra


Desabrochamos la tierra para descender. Así voy a amarte, como un angel caído que va olvidando el cielo. Prepara tu cuerpo para las geometrías del inframundo. Ya asoman en mis labios todas las rosas negras.

jueves, 23 de noviembre de 2017

En círculos


Con la juventud de una gota de lluvia recién brotada del vapor, subo a tu región de luz e inicio el camino hacia planetas imaginarios. Puedo hacer este viaje sobre tu cuerpo con los ojos cerrados, ordenar el laberinto.

El aire ya tiene el aroma de tus manos, siento tu caricia en la garganta, me bajas por dentro, matas mariposas en mi estómago. Te quiero desde este vacío tan mío donde nada más cabe.

Y vuelvo a tus ojos, para tomar consciencia del mundo en su estado rotatorio. Si mañana amanezco a los pies de la cama, es que te he amado en círculos.

Destensada




Con la piel destensada, damos comienzo a un leve serpenteo nocturno. Debajo mía, sólo tus ojos, contemplando cómo se desvanece el día en mi cuerpo. Respiramos descompensados; yo más. Son mis dedos que suelen coger oxígeno de tus labios, de tu cuello. Desaparezco convertida en un grabado de tus manos. Das forma a los relieves. 

Se detiene el mar,
los peces orbitan el sol.
Una o dos nubes me separan
del resto del universo. 

La verbena del agua,
las voces casi fuego
y un grito de tu calor inmenso
me estalla sin pausa, dentro.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Condenarme en tu boca




Quisiera dejar atrás las luces de las flores, huir de lo visible y venir a condenarme en tu boca. 

Va a arder un sol de agua entre nosotros.

Quedamos sometidos al ritmo sísmico de la tierra y se nos mueven los cuerpos; casi somos pájaros, o música. No me abandones en este vuelo sonoro del ser humano. 

Necesito sentir la frondosidad de tu vida cayendo en mi regazo.

lunes, 20 de noviembre de 2017

En mi espalda


Respiras la sombra de mi espalda y extraes luz caliente, color. Se me ha curvado el agua en la espera de tu aliento. Tantas noches con el vapor de la ausencia en los dedos...Y por fin llegas, como un grito del océano, rodeándome de labios, manos, párpados. No sé localizarte. ¿En qué parte de mí no has estado? Tu deseo está refulgiendo y nos brilla la piel como si empezara un nuevo verano. La pared emite nuestros sonidos. Y se guarda el calor, para cuando mi espalda vuelva a echarte de menos.

Regreso


Una ciudad dentro de otra ciudad,
como olvido que circunda el recuerdo,
o tu beso haciéndose fugaz a vista de pájaro.
Y mis ojos pensando en tu luz,
casi ciegos, por un dolor transversal
que todo lo atraviesa.
Así me contabas que era el amor,
una voz callada, apenas silencio.
Pero nunca lo supe,
hasta ahora,
que el mar ha muerto en la rosa
y una ráfaga de oscuridad amarilla
se me ha clavado
en la pupila derecha.
Has vuelto. Lo prometiste
en el último vuelo
que nos mantuvo a salvo
de la muerte. O de la vida.
Quién sabe.
De aquello sólo me quedaba
el vértigo,
hasta ahora,
que vulneras el cerramiento
de mi cuerpo,
para hacerte tan presente.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Premonición



Voy a curvarme, me mueve la premonición, intuir tu beso en el extremo, casi fuera de mí misma, entrando en ti. Soy toda lengua consciente. Sabes a madrugada, aunque el sol esté tan alto que duelan los labios.

Te abrazo, como un lazo que inmoviliza el aroma. Te ofrezco una guirnalda de caricias, el calor creciente de mis dedos. 

Susurro versos inacabados: "el mundo es una vendimia de rosas, el jugo del deseo debajo nuestra".

Y en ese momento de desesperación, pierdo parte de la vida, soy sólo luz que vuela. Me atrapa tu efluvio de uvas, vino que se desliza por mi boca hasta llegar a mi memoria. Y te beso para recobrar el equilibrio. Tu saliva ya me corre por las venas.

viernes, 17 de noviembre de 2017

La invitación


Aceptas la invitación de la corola. Te vas impregnando de mi luz de margarita. Gránulos de brisa llenan tus dedos. Ahondas en mí, hasta llegar al final musical de mi lamento. Te llamo con el tacto, con el fuego. Ardo en el largo recorrido del estremecimiento. Y me elevo mientras dejas dentro de mí, la huella de tu movimiento.

jueves, 16 de noviembre de 2017

You are...


Recién llegada de la noche, aún con la pureza de la perdición, miro tus labios hasta hipnotizarlos. No quiero que me beses. Bastará con que separes mis muslos y respires casi sin moverte. Sabrás traducir cada susurro de mi sexo.

Hiedra negra


El mar es hiedra negra trepando por mis piernas, batallando con un deseo blanco que se extiende piel arriba. Como ángeles de espaldas al sol, cegados por ráfagas de petróleo. Salivo con tu nombre posado en mi lengua. Estas ganas de ti algún día vencerán a la oscuridad.

Loba y rosa


Entregada a la vida de tus brazos, somos aire tangible en el último fonema de un grito de amor. Vuelvo a sentir la desesperación de los árboles en los largos días de verano. Ese calor de la corteza me invade cada capa de la existencia. Y te busco con todo el cuerpo para sobrevivir desde ti. Late tu fuerza en mi boca, tu músculo humano haciéndome instinto. Soy loba y rosa. Llevo pétalos en las garras. Dejaré mis marcas en tu espalda. Tienen la forma de un corazón invertido. Suelo desangrarme en la manifestación carnal del latido.

La tristeza



Llega la tarde, imagino tus ojos clavándose en un cuadro, una postal, el mar... Se me encoge la respiración. Casi desaparezco. La distancia aumenta, aunque estemos en el mismo sitio. Tú, 100 metros a la derecha de este universo. Yo, en este zigzag microscópico del duelo. A veces veo volar alguna flor. Y pienso en tus manos. Otras, se me calla la risa delante del silencio. Un eclipse de sonido y luz empieza a nublarme la memoria. 

Llega la noche. Voy a recordar por última vez tu beso... Desmaterializo el sabor de tus labios. La nada tiene aroma. Es el olvido con su olor a vacío de rosas, tan adentro, tan frágil. Imagino tus ojos. No conozco una expresión mayor de la tristeza, que no verme jamás en el mundo que te rodea.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Amando


El sonido de tus labios amando, me transporta a un bosque de nubes redondas, flores protegidas por el polen de la vida, un azul casi llorando, la voz propia del adverbio: ahora. Y tu lengua, en el centro mismo del beso, gritando dentro de mi boca. Te enredas en el final de mi dolor, deshaces la lágrima, exhibes el placer que subyace al agua. Me besas y se me desmonta el mar conocido. Viene una alfombra de olas a media altura. Mi costado te nombra, como si no fuera a volver a verte nunca. Se empequeñecen mis dedos para acariciarte de puntillas. Soy latido, un giro del olvido hacia el recuerdo. Mezclamos el aliento. Cerramos los ojos para sentir el aroma desplegarse dentro. Nunca antes habíamos respirado el cielo.

martes, 14 de noviembre de 2017

El gesto de la flor


Tus manos llevan el gesto de la flor, la suavidad del pétalo. Me muestro, ante la llegada de la caricia, desnuda y callada. Tomo aire, detengo una lágrima en el borde tembloroso del párpado, me agarro a mis muslos para no volar antes de tiempo... Y siento la brisa crepuscular del mar, las horas caídas del sol, la tarde del hombre. En esa víspera del tacto, veo nacer los últimos pájaros sobre el Atlántico. Oigo la danza de las estrellas diurnas. Tan celeste el cielo que se va por el Oeste... Ay, amor, ¿vas a tocarme antes de que se nos adormezca la vida? Mira allí, en las nubes suena un canto de pequeñas hormigas. Quizá esa música mantenga hoy la Tierra encendida. Y nos amemos con el agua atravesándonos, curvándonos en una navegación tranquila. Se me quedará tu voz prendida en el sexo. Después contemplaremos la noche. Nuestras sombras nos abandonarán, vencidas por tanta luz expandida.

Las palabras del alba



Sube conmigo y alcanza con mis dedos alguna estrella dormida. Esta vez, la luz se nos quedará dentro. El beso contendrá amaneceres turquesas, huídas de la noche hacia el otro hemisferio. Te abrazaré. Y nos saldrán por los ojos rosas calientes a punto de arder. Nos consumirá el deseo interior, como un secreto a la hora de la muerte. Vertirás en mí las palabras del alba: quédate, ama, vuelve.

Me incorporo




Me incorporo desde el mundo de las ideas,
busco la claridad de la belleza en tu boca.
Tu cuerpo vuelve a ser lienzo
y me tumbo sobre ti, lámina contra lámina.
Hasta que el color nos separe.

Ya volverá la Tierra



Me agarro a las flores
para ser más frágil que ellas
ante una nueva sacudida
de la naturaleza.

Cuando te acercas
soy un átomo perdido,
permeable a la invasión
de tu beso,
con un dolor azul
que va sacrificando
el rojo de mis labios.

Así que cierro la puerta,
no me importa
que el mundo suceda sin mí
allá afuera.

Ya volverá la Tierra a girar
en el sentido de las agujas
del reloj.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Ritmo biológico


Me desvela el recorrido
imaginario de tu boca
en mi escote palpitante.
Te echo de menos
desde el latido.
Tu calor me llega hasta
el ritmo biológico de la vida.

Por fin regresas,
con el veneno del instante,
para hacerte tan mío
que siempre acabo de rodillas
al recordarte.

domingo, 12 de noviembre de 2017

10 minutos



Cerramos los ojos
y la idea del otro
ilumina el volumen vacío
del encuentro.
Somos agua que sigue
la corriente del beso:
tu saliva cruzándose a ciegas
con mi cuerpo...
Dejo de ser yo
para convertirme en nube
arrastrada por el viento.
Y todo es luz acostada
cuando la distancia
nos gime al oído
que habrá una próxima vez.
Así te quedas en mí,
como una voz dentro del anhelo.

Lánzame


Lánzame
como si fuera los dados
de una última partida
y estuvieras obsesionado con ganar.
Sopla, frota, trae el azar o la suerte,
respira el movimiento de mi cuerpo
y cuando me deje caer sobre tus manos,
cuenta bien,
porque te voy a dar el infinito
en cada impacto.

99%


No hace falta decirse nada
cuando los dedos siguen temblando
horas después de la caricia
y la boca ha de amarrarse los labios
para que no corran detrás de tu sombra
aún caliente.

Amor, si vuelves, estoy
en el mismo lugar de siempre,
con tu deseo haciéndose cada vez
más fuerte dentro de mis células
que arden en el sueño y sueñan en la espera.

Si no lo haces, no importa demasiado,
creo que el 99% de mi alma se quedó
en tu beso. El resto será, seré, ausencia.

viernes, 10 de noviembre de 2017

HANG



Y respiro con la voz de tus manos
tanta música del mundo,
hablando de lugares que no conozco
y de sueños fuera de mi alcance.

Si me concentro,
puedo viajar lejos
hacia continentes aún no inventados
que no aparecen en los mapas convencionales.

Suena la melodía de la rosa azulada,
florece el canto de los pájaros,
los astros son olas de mar brillando.

Recuerdo el primer beso, aquel abrazo,
el tiempo avanza y esta vez no me resisto
a su paso.

Un golpeteo del viento, el ritmo inacabable
del susurro, la cadencia sonora del silencio,
la pausa de las cosas antes de volverse bellas,
el grito acallado por un paisaje.

Y así caigo en una danza hipnótica:
mis dedos dibujan islas,
llevo en la cintura nubes de agua.

El movimiento también me sucede dentro,
como una floración del anhelo.

La vida es armoniosa, libre, pura.

Sigue sonando el Hang...

miércoles, 8 de noviembre de 2017

En una película francesa


Y respirarte con la lluvia cayendo 
sobre nuestra manera de amar,
impetuosa, desordenada,
como si la vida sucediera 
a cámara lenta
o fuésemos dos amantes
revolcándonos 
en una película francesa
donde todo es más explícito y real.

Estoy mojada y tengo frío. Caliéntame los muslos con el roce de tu palabra. Tu aliento siempre me trae el sonido del mar. Dime qué represento en tu genograma. Quítame el vestido. 

Y lucha. Para que ninguno de los dos atraviese el suelo en este intento de volar hacia dentro, juntos.

martes, 7 de noviembre de 2017

Alma asilvestrada


Como un regalo de la noche
me descubro ante ti
con el alma asilvestrada.
Hace tanto que mi imaginación
dejó de ser virgen para tus manos...
Me muevo, con un ruego en los labios
y se me pierde la mirada
en el ecuador de tu cuerpo.
Siento la sorpresa
de quien da pie en altamar.
Se me abren la boca y el tacto,
buscándote
con los sentidos agudizados.
No escaparás de la sedución del aire.
Nos tiene atrapados
en su péndulo noctámbulo.
Voy a amarte en las cuatro paredes
de la habitación.
Me desvaneceré una y otra vez
en la grandeza de tus brazos.

Sobre mi ombligo


Ya ves cuánta soledad gira en mis manos,
soy un tornado gris que va gritando
en el interior de un átomo,
vuelta infinitesimal a la misma idea:
tus labios sobre mi ombligo
dejándome tu sabor de hombre pensante.
Todas tus teorías sobre la naturaleza
me persiguen.
Y la cuerda de tu voz me anuda a la luz
del universo. Mi cuerpo alcanza la claridad
del origen,
cuando éramos materia que amaba
sin miedo al fracaso.
¿Podré volver a ser yo misma, sin tu beso?
Quiero pinzarme el recuerdo,
hasta que estés aquí, librando
una nueva batalla
contra la supremacía del tiempo.

El interrogante


Se puede serpentear dentro de la búsqueda, a veces me siento reptil,
cuando estás lejos y se me abre el interrogante entre las piernas.
Entonces me arrastro y llevo en la boca el cascabel de la oscuridad.

Despedirnos me dejó el cuerpo ovalado, con un dolor caliente
en las manos, al que aferrarme si llega el frío. Te ví marchar,
el verano y yo te perseguíamos con el sol a cuestas. Los pájaros
volvieron a sus nidos subterráneos. Aún me parece oír algunas noches,
su canto debajo de la cama y te recuerdo, en el alfeizar del mar,
soñando con un mundo sin fronteras.

Nos besábamos con la utopía palpitando en los labios
y éramos el mismo país, sin límites ni ropa.


lunes, 6 de noviembre de 2017

Hábito sagrado


Te has convertido en hábito sagrado para mi cuerpo.
Me abarcas con los labios
como si fuera una naranja
a punto de morir temblando
y te llevas de mí
hasta la última fragancia.

Después respiro para volver a la vida
desde ese lugar al que me has llevado
y en el viaje
veo amapolas cruzar el océano,
emigrando
como yo
hacia pirámides de deseo.

Inclinas la balanza del placer
siempre a tu favor.
Feroz en el roce,
me asaltas
con la suavidad violenta del pétalo.
Tu beso explosiona bajando del sol
blanco.

Dame la mano
y siente en mis dedos
la furia del tacto.

domingo, 5 de noviembre de 2017

ESCULTURA

Egipcia. Escultura de Juan Fernández Mayo 


Abandonas el aire,
el origen de la idea,
la pureza previa al arte,
para llegar a mi cuerpo
y dejarte los dedos,
identificando nuevas formas
a través del sudor.

Siempre me vence
tu ímpetu de pájaro,
los garabatos de tus labios
robándole saliva a la lluvia.

Tantas veces en tus ojos...
tu mirada haciéndome bella,
como si no existiera nadie más
a mil kilómetros a la redonda
y no pudieras parar
de devorarme el deseo
en cada uno de sus frutos.

Hablas.
La voz se vuelve piel extendida
en el silencio.
Nace una caricia.

El mundo se transforma o huye o vuela.

Y tú permaneces como un sol
radiante sobre la duda constante
de mi instintiva consciencia.

Himno



Llega la mañana
con sus sombras azules.
El día te contiene desde su origen.
Cantan los pájaros en el tejado
de enfrente,
en ese aprendizaje natural del sonido.
Y yo empiezo a soñarte despierta,
con la mano en el pecho
como quien escucha un himno.
Respiro con los ojos cerrados.
Ahora niego la luz.
Quiero verte,
qué importa el mundo
si sólo puedo imaginarte.
No se detienen las horas,
todo avanza sin ti
hacia el mismo precipicio.
Allí suelo abandonar mi cuerpo
para que tus labios
protejan mi vuelo.
Siempre estaré sobre el mar,
como a ti te gusta,
contoneándome como una ola más
que te desea
llena de agua y movimiento.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Sin cita previa


Presiona mis labios con lo que te queda de vida,
comparte la luz y la fuerza de tu boca,
dame el beso renovador.

Se relajarán las flores de mi cuerpo,
frenará la huída,
cantarán las yemas de mis dedos al borde ardiente de la caricia.

Me olvidaré de otros amantes
perdidos en la desidia,
me haré hormiga en tu cuello,
voz de puntillas,
ritual de tu sombra,
roja vez, entre tus piernas,
movimiento que purifica
y se lleva de mí cada nostalgia.

Asi me tienes,
desnuda de recuerdos lascivos,
mapa de néctar.

Mis muslos se abren
en una nueva reverencia
ante tu esbelta muestra de deseo,
llena de sangre.

Y me lanzo
con tu saliva aún en mi oído,
este columpio del sexo, siempre abierto,
sin cita previa.

Puedes venir ahora.
Y comprobarlo.

Invisible



El tren pasa
como una oportunidad circular.

Siempre estaré rondándote
como un suspiro
de luz tranquila,
casi sin rozarte.
Siempre volveré
desde los besos.
La distancia sólo es un dolor
invisible,
podemos espantarlo con los labios.


Pero me despierto
y te busco en la cama
y una huella de tu sudor
me quema los dedos.

Estás en lo imperceptible,
en mi propia mirada de las cosas.

Por eso no te vas del todo
y lo único tangible
es esta ausencia a medias.

Exorcismo


Como un espíritu con asuntos pendientes
toco mi ropa
y me asaltan recuerdos atados
al tejido.

Empiezo el exorcismo:
digo tu nombre despacio,
mis labios aguantan la embestida,
sigo respirando,
incluso existiendo,
me sacude de golpe
un beso,
tu mano,
aquel te quiero mucho
tan lleno de infinito.

La casa se desvanece
en un intento de olvidarte,
como si se pudiera.

Me siento en la escalera
con tu voz, la tuya,
en la garganta.

Me concentro,
voy expulsando tu risa
de mi oido, de mis dedos.

Y por fin lo consigo,
avanzo,
veo penumbra al final del tunel.

Ahora sé qué se siente al morir,
porque te has ido.

Ofrenda sumergida




Me quedaría contigo siempre, mirando el deseo en tus ojos. Mis dedos sufren si no llega tu caricia para prolongarme la vida. No sé cuánto he de seguir en esta espera.

Te guardo la dulzura de la humedad, la ofrenda sumergida. Puede que tus labios sepan comprender mi cuerpo. Y los dos vivamos resignados, en el mismo extremo de la curva, con el peligro irremediable de cada encuentro.

Exaltación del vacío


Quieres estar en mi mente
como un espejismo.
Si te hago real
te me vuelas
a otro universo
y compartes espacio
con hormigas de nube
y pájaros submarinos.

A mi pesar, sigo soñándote
hasta con los huesos.

Sobreviene una nueva exaltación
del vacío
y toda luz se vuelve silencio
sobre la misma piedra.

viernes, 3 de noviembre de 2017

La metamorfosis de lo etéreo



Enamorarse duele,
se abre una grieta
de la vida
por la que se cuelan mariposas y serpientes.

El latido se detiene
o vuela
o grita

mientras al veneno le crecen las alas
y tiene lugar
la metamorfosis de lo etéreo.

Prisión de nubes



He abierto la prisión de nubes
fruncida bajo mi vientre,
puedes alojar tu canto terso
y dejarte llevar.
Hazme estancia salvaje.
Tendré la ilusión óptica de la nieve.
La inmensidad será
tu movimiento sobre mi paz,
el avance hacia todas partes al mismo tiempo,
la multiplicación de lo pequeño,
el calor salpicando astros que se acercan.
Y tu voz en mi oído
diciendo que esta vez te quedas.

Pulso felino


Hoy tengo el pulso felino.
Merodeo alrededor de tu cuerpo,
hasta elegir un regazo de luz
para mi soledad.

Y allí me quedo,
lugar cierto, paraíso humano
con el que sueñan mis dedos.

Quiero tocarte con el aliento,
recorrerte despacio hasta maullar en tu cuello.
Después bajar para oír el eco de mis labios
en tu pecho.
Besarte con un nuevo movimiento circular,
expandir precipicios de agua
sobre tu lengua.

Te hablaría del mar en invierno,
de cómo los pájaros se enhebran
en la orilla formando un hilo de paz.

Esa sensación de progreso
es lo que me lleva a ti una y otra vez,
creando una postura
más enlazada, única, nuestra,
una caricia que te haga volar en el suelo.
Sí, busco tu grito desesperado en mitad de la tarde,
seguido de mi nombre,
tal vez susurrado, al borde de mis tobillos.

jueves, 2 de noviembre de 2017

"Jesus to a child"



No creo en el amor a primera vista, pero ahí estás en el backstage, mirándome la vida, como un pájaro sobre el mar. 

Río se empequeñece hasta quedar la música y tú alrededor del mismo sueño. 

Después del concierto pienso en tu boca. Nunca había visto una sonrisa en flor, cerezo sin maldad en los labios. Te beso tanto que mi voz te pertenece. Tu abrazo me salva de la incertidumbre. El mundo sólo es algo que sucede mientras estás conmigo, insignificante corriente, costumbre.

Lloro por primera vez delante de un hombre desnudo. Se me rompen las caricias sobre tu cuerpo. Siento dentro el desgarro cálido de estrellas nacientes. 

Ahora que somos uno, déjame respirar tu piel cada noche. Cantaré "Jesus to a child" para recordarte siempre, en la garganta, como un dolor que no se acaba hasta que llega la muerte.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Síndrome de abstinencia




Tengo el síndrome de abstinencia
de tu sombra.
Le paso la lengua a la noche
por si estuvieras detrás de la oscuridad,
muro, polvo o fruta madura
que, virgen, ansiara el primer mordisco.

Llega noviembre con las mismas ausencias.
Estás en las estrellas como una idea fija de luz,
tan blanco el recuerdo que ciega.

Empiezo a sentir el desmayo nocturno,
queriéndote,
con los dedos abiertos a la herida de la caricia.
Pero no vienes.
Tampoco caen las hojas de los árboles,
hipnotizadas por este largo verano.
No vienes
y noviembre termina antes de que comience.