Cansada, desde la cama, te abrazo. Es como dejar una luz encendida para que no tengas miedo y la noche se convierta en un espejo del día. Después hablamos de lo bonito que sería volver juntos al mar, nuestra visita de verano al origen de la vida. Y te beso. El pensamiento me adelanta y llega antes al movimiento suave de tu lengua. Jugamos a decirnos palabras con los labios unidos, nuestra forma antigua de compartir el lenguaje. Hasta que saltas sobre mi ropa interior como si yo no existiera detrás y amaras el vacío que contenía mi deseo en flor de agua.
© Laura Villanueva Guerrero
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