martes, 15 de mayo de 2018

La danza de los cautivos


Siempre el llanto de la célula
como reclamo de tu cuerpo,
la desesperación de la víspera,
el tacto que no se atreve
a traspasar la piel
con la caricia subversiva.
Abrimos un tramo de oscuridad
y nos adentramos
para crear la luz negadora
del espacio:
floreces sobre mí en la danza
de los cautivos,
tan presa de tu labio
superior con el que me
alzas. Y desciendo
con tu olor dentro
como una voz de hormiga
que me recorre
hasta el fondo,
donde no soy yo,
sino estrella desvelada
por el canto de un pájaro.
Deja de llover y te quiero.
El sol nos trae el mensaje
en su cántaro de helio:
el amor que nos invade de este a oeste.

© Laura Villanueva Guerrero

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