lunes, 20 de mayo de 2019

Ahora que nos hemos amado


Ahora que nos hemos
amado tanto, vuelve,
comienza, redistribuye
la riqueza en mi cuerpo,
que nada detenga
el fluir de los sentidos.
Y luego, susurra el
significado de mi
nombre entre las
ingles rendidas,
abárcame.
Cultiva el lenguaje
de lo eterno. Nada
pasa. Todo queda
en el sedimento
de la piel: la rabia
de tu saliva,
el inconfundible olor
a domingo.

© Laura Villanueva Guerrero
Obra: Amy Judd

Recoge mi claridad


Recoge mi claridad
con los labios, estoy
recién salida del alba.

© Laura Villanueva Guerrero

viernes, 17 de mayo de 2019

Nunca dejo de quererte


Nunca dejo de quererte
desde el mar.
Ya conoces mi oleaje
sobre tu cuerpo, la interacción
de la vida celeste y tu saliva.

© Laura Villanueva Guerrero

Después de ti


Después de ti, tanto
caos, tanta carencia
de norma, la suavidad
inalcanzable como
mirada de Saturno.
Qué importa si muero
a esta hora del día
en que te deseo
desde el abrazo...
Se me estrecha el
océano y su voz.
¡Cuánto amor por
desalojar de los
labios! Aún queda
llanto para esta
ausencia desprotegida.

© Laura Villanueva Guerrero

viernes, 10 de mayo de 2019

Se entretiene el viento


Se entretiene el viento con mis sentidos y pienso en ti para acabar con los designios de la ausencia.

© Laura Villanueva Guerrero

No me desmayaré

No me desmayaré
en tus manos
cuando la nostalgia
sea materia
y el beso nos robe
el tiempo acumulado.
Venceremos al
ultimátum de la
naturaleza.
Dentro de mí hallarás
la vida sumergida.

© Laura Villanueva Guerrero

Acumulo suavidad

Acumulo suavidad
para tus manos,
extractos de savia,
nos persigue la
fiebre, su herejía
más profunda.
Abrázame
y redúcete a
pigmento blanco,
a encuentro
en el ámbito
de lo invisible.

© Laura Villanueva Guerrero

Cuando te veo


Cuando te veo,
traiciono a la brisa,
sólo quiero
el vaivén
de tu cuerpo
bajo el mío
- sombra
de mi suspiro -
moviéndose
hasta reventar
la atmósfera
de luz inducida.

© Laura Villanueva Guerrero

Y cómo seguir


Y cómo seguir sin tus dedos,
sin la entrega desmedida del
tacto.

© Laura Villanueva Guerrero