La arboleda respira por
fin en el idioma del agua.
¡Cuánto vapor nos espera
para que nos confundamos
sin los límites de la materia!
Nos impregnamos de azar.
Inicia la interacción en mis
tobillos, quiero sentir la
sinfonía elástica, la delicadeza
de tus labios subiendo a la
primera estancia del sol.
© Laura Villanueva Guerrero