Abrázame en este
desmayo del color
que me sobreviene
al verte, al oírte, al
sentirte. Mis manos
rejuvenecen cuando
acaricio tu espalda.
Me invaden antiguos
remolinos de calor.
Todo es luminoso en
este túnel improvisado
del abrazo.
© Laura Villanueva Guerrero
La arboleda respira por
fin en el idioma del agua.
¡Cuánto vapor nos espera
para que nos confundamos
sin los límites de la materia!
Nos impregnamos de azar.
Inicia la interacción en mis
tobillos, quiero sentir la
sinfonía elástica, la delicadeza
de tus labios subiendo a la
primera estancia del sol.
© Laura Villanueva Guerrero
Ven a mi latido,
a explorar el
calor que florece
en estas horas sin
luz donde no hay
dolor y se me llena
la desnudez de
esperanza. Ven
a mi pensamiento,
a completar mi
idea de ti, la
dulzura imaginada
durante la ensoñación
sentida.
© Laura Villanueva Guerrero
Fuerza y luz
en esta penumbra
que no es niebla
sino esperanza de
cambio, la
transformación en
vida de la experiencia
dolorosa.
© Laura Villanueva Guerrero
Recógeme de mi laberinto
interior, hazme sirena de
jardín, cántaro de aroma.
© Laura Villanueva Guerrero
En esta corriente
de algas rojas
donde tu beso
es sal de dioses,
sentencia, vivo
el segundo desbocado,
mi sangre se llena
de olas nuevas
y te ofrezco
el espejo de mi sexo,
la luz temblorosa
anidada en cada
vértebra.
© Laura Villanueva Guerrero
Cuando la luz en tu espalda era
el único propósito de mi aliento
y pronunciábamos todos
los nombres de la brisa
y dudábamos de los estados
de la luna y nos mirábamos
como si estuviéramos suspendidos
en el espacio
y jugábamos a ser ofrenda primitiva,
reloj de sueños.
Cuando éramos tan solo “tú y yo”
en el territorio sagrado del presente.
© Laura Villanueva Guerrero
El abrazo cálido de los
huesos, la soledad vencida,
la sucesión de instantes
creando constelaciones,
la vida gritando desde
dentro, la especulación de
la luz al borde de la palabra,
la niebla coloreada, la verdad.
Tu piel desnuda
se instala en la
vida de mis pupilas,
no se apaga el color,
no se apaga la textura,
permanece el brillo
otorgado por las
últimas luciérnagas
escondidas.
© Laura Villanueva Guerrero
Un nuevo día en el que ESTÁS…
Fuimos dos exclamaciones
en el silencio, la bravura
del tiempo, me olvidé de
la función de los huesos,
sentí nubes en la pelvis,
la oscilación desordenada
de la forma. Fuimos dos
instantes en el enigma
de los cuerpos líquidos.
© Laura Villanueva Guerrero
Fotografía: Alejandra Guerrero
Estás en la música y el futuro
de mis manos, siempre creando
la fonética del amor, el seseo
espontáneo de las nubes.
© Laura Villanueva Guerrero
Siento el primer roce del océano,
la elevación del agua.
Vivo entre tus ojos y la noche,
dependiendo de estrofas de luz.
Acércate, ahora que sé escuchar
el sonido de las flores,
cómo brota el color sin esperar
Nos hemos reencontrado
en este despertar del vértigo,
tu voz es el precipicio deseado,
el ecosistema sensitivo.
© Laura Villanueva Guerrero
La vida es el vaivén necesario,
la tormenta de sal dentro de la
Siempre creas alas en mis huellas,
el paso fértil. Todos los caminos me
llevan al color de tus labios, el amor
me tiñe la saliva. ¿Oyes los pétalos
floreciendo? La primavera nace de
nuestras bocas unidas. Soy adicta
a la evolución de las estaciones
cuando eres tú el generador del
cambio, la visibilidad de la
Colocas el cielo en mi iris,
en este último intento de
volar juntos sin que el
mundo se quiebre. Funciona,
te miro y poseo las nubes de
tus labios, el calor nos hace
la reverencia inicial, por fin
la magia crea el estado que quiero,
se han enamorado mis huesos
antes de convertirse en alas
soñadoras.
© Laura Villanueva Guerrero
¿Cuál es la utilidad del aire
cuando no estás? ¿Dónde
se origina la luz? No sé
vivir sin tu dulzura en mi
pulso, callando la inercia
del vacío. Entra en mi
sangre para resucitar
la sed oculta, el viaje
indefinido.
© Laura Villanueva Guerrero
Regreso al tiempo
de los colores gruesos,
abro mi boca para ti,
voy a tragarme el oxigeno
desprendido por tus
dedos, empiezo a contar
sin números ni imágenes.
Has refundado la anatomía
aritmética.
© Laura Villanueva Guerrero
La alianza de la gravedad
nos impulsa al lazo cálido,
caes en el epicentro de mi
suspiro, embelleces el baile
secreto, el aliento se me llena
de alba y sonido, quiero un
nuevo canto entre los labios,
el silbido instintivo del cuerpo
entregado al estímulo perpetuo.
© Laura Villanueva Guerrero
Volvamos al ensayo de los átomos,
cuando la Creación era una incógnita.
Traigamos el beso y su pausa discontinua.
Hoy voy a abrazarte con las pupilas
para provocar la rebelión del tacto.
Nos colonizará la brisa desmedida.
La vida será el término medio entre
la cordura y la fantasía.
© Laura Villanueva Guerrero
con tu sentido del gusto, te entretienes
en la coloración, en el pigmento incondicional
que te espera siempre. Bébeme el calor,
no dejes ningún destello a solas.
© Laura Villanueva Guerrero
En ti, el relevo del calor,
el fuego ensalzado. Las
figuras de tu voz crean
la realidad, la precisión
de lo que acontece. Me
abrazas y dejamos atrás
las sombras de la prisa,
todo es claridad nueva,
inmensidad y pausa.
© Laura Villanueva Guerrero
Ron Hicks
El sol sigue confiando en ti, distribuyes
el calor equitativamente con tus dedos.
En la claridad encuentro tu olor y la vida
sin interrupciones. Eres la belleza constante
en mi memoria, la salida del laberinto.
© Laura Villanueva Guerrero
No me hables del paraíso,
muéstrame cómo nace de
tus manos, en el instante
trascendente de la caricia.
© Laura Villanueva Guerrero
Echo de menos tu búsqueda de mi escalofrío,
cuando ubicabas al azar la guarida de tus labios.
© Laura Villanueva Guerrero
Contigo comprendo la intención
de todos los verbos,
la finalidad de la vida transitiva.
© Laura Villanueva Guerrero
Detectas el rocío de mi piel,
la autopercepción de humedad,
el sobresalto. Prevés la diversión
del tacto. Cuánta luz has de
proyectar en mi sombra para
que ardamos simultáneamente
en el equilibrio esperado.
© Laura Villanueva Guerrero
Ven a desenredar mis gemidos,
la aliteración de vocales. Hazme
digna de la danza del color.
© Laura Villanueva Guerrero
Déjame entrar en tu aliento
para formar parte de la vida
Nace un nuevo día con la inquietud del aire programado,
rompemos el cautiverio y los labios se buscan como aroma
salvaje, nos dejamos arrastrar, nos olemos a través del beso
y formamos la cúpula imperfecta, el afán sonoro de la
continuidad.
© Laura Villanueva Guerrero
Comienza el año con
las frutas emancipadas
del otoño. ¿Cuántas caricias
vendrán a ocupar la intimidad?
Te ofrezco los primeros átomos,
la respiración recién nacida.
Siénteme en la penumbra
creada por la incertidumbre.
Llegarán las luces a las pupilas del
alma, se labrará la conquista de
la visibilidad.
© Laura Villanueva Guerrero
