Sigo desorientada
por el aroma elástico
que desprende
tu cuerpo iniciado
en el oasis.
El fuego se hace
flor, aquí delante
de mi boca, la
llamarada de pétalos
frunce el espacio
y nos acerca
más de lo permitido
por la lógica.
Rompes en mí
el tránsito
del mundo,
el ciclo de las
cosas que nunca
abandona
al recuerdo.
No te vas,
porque quedarte
es mar alcanzado,
juego de árboles
fugaces.
Y me besas
con los párpados.
La caricia
nos vuelve
materia feliz
en mitad
de la incertidumbre.
© Laura Villanueva Guerrero
sábado, 2 de marzo de 2019
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