sábado, 7 de abril de 2018

La sal azul de un milagro


Es la misma llaga con otra sonrisa,
luz rota que parpadea
en medio de un silencio expansivo
hacia la noche,
hacia el olvido.
Tu voz solía recostarse en mi muslo
hasta ser movimiento o baile,
me abría la caricia de par en par
y veíamos pasar algún cielo
violeta recién oscurecido.
Se nos calaba el mar hasta los huesos.
Éramos la sal azul de un milagro,
giro del color dentro de la lluvia.
Hoy echo de menos tu beso de pájaro
herido en la palma de mi mano.


© Laura Villanueva Guerrero

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