desde que amanece
y se ilumina el canto
de mis labios.
Emprendo un vuelo
invisible que se enhebra
en tu costado
como una flor desnuda
que no tiene miedo
a la luz.
Te espero en mi triángulo
de savia
donde a veces se refugia
el mundo.
Seremos libres en el juego del agua,
recrearemos figuras imperfectas,
tus brazos en mis piernas
formarán rombos.
Y me llevarás al límite
de la rosa,
tu mano derecha contemplará
la combustión.
Renaceré en tu voz
como un pensamiento alegre.
Pasarán las horas
y no podré dejar de abrazarte.© Laura Villanueva Guerrero
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