hasta que nos invada la misma espora.
El viento interior nos empuja
a suspirarnos piel con piel,
como dos fieras del mismo sexo.
como dos fieras del mismo sexo.
Ya te dije que amarme dejaba secuelas leves.
El insomnio de cada tarde,
la voz agónica antes de desnudarnos.
© Laura Villanueva Guerrero
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