sábado, 17 de diciembre de 2016

A veces pienso en tu beso



En tu abrazo nace un siglo de amapolas,
sangre de arcoíris,
que gira en mi pulso y me eleva
a la estrella de océano
donde se desliza la luz.

A veces pienso en tu beso
y una partícula de deseo
me dobla
el escalofrío de los labios
y busco el sol
en el silencio de mi lazada abierta.

Tantas danzas en mi pensamiento
que creo volar bajo el agua...

Tu voz procede de la fruta:
mis manos acarician las semillas
que caen de tu boca,
saliva recién cortada.

¿Cuántas lágrimas derrama tu sexo
sobre el desarraigo físico de mi alma?

Ya cuento nubes dentro de las olas.

Has llegado a Marte,
templo en el que velo todas mis ausencias
como águila que sueña
con nidos de cerezas.

No podré volver
al jardín de petróleo y flores
en el que asaltaste mi último
insomnio,
pero queda mi amor intacto
en el dolor interior
de todos los árboles de la Tierra.

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