Soy la renacida - sirena de las lluvias - cuando me ahogas en la primavera temprana de arándanos. Aprietas tu mano contra mi mano hasta que le brotan las olas al fuego y el anochecer se sube a la luna de frutos rojos.
Recorres mis costillas con la pausa de tu boca, definiendo el relieve impreciso de planetas ocultos.
Llevas en tu rostro la imagen de mi movimiento, el caer de las cigüeñas a los nidos submarinos. Giramos con la forma semicircular de un suspiro. Gritamos a las hogueras y a los lobos amarillos.
Y nuestros espíritus liberados rodean las montañas con susurros.
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