El mundo es agua dentro de la luna,
una voz de estrella que calma la noche
mientras respiras en mis manos
la caricia prometida.
Yo bajo al mar
para sentir las mariposas de la orilla
y probar con los ojos el sonido de la aurora.
Guardo los viejos cafés
y las conversaciones con vistas,
por si algún día abandonamos la península
y volvemos a Benzú
a contar pájaros sobre la mezquita.
Después de todo,
el tiempo es una sonrisa,
en tus labios,
una marca de los sueños
en el transcurso de la vida.
miércoles, 14 de diciembre de 2016
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