Cuando la brisa del mar respiraba en el tacto de la rosa y yo era prisionera de la lluvia y el vuelo de los pájaros se refugiaba en alas de mariposas y la luz era una línea rojiza en tus dedos y yo soñaba entre tus brazos y el sol aullaba dentro de un beso y la voz de la tierra nacía en tu espalda y la Polinesia me esperaba en tu cuello y yo era jardín húmedo estremeciéndose en el origen etéreo de tu cuerpo.
Cuando las nubes se movían como estrellas, brillo azul, fugaz a veces, y el sonido lejano del vacío también llevaba el nombre de tus ojos y las raíces del mundo crecían en un arcoiris blanco y los sueños sobrevivían en el fondo abisal de un desierto.
Cuando tú eras la acción interminable de amar y yo sólo un latido que se escondía de rodillas en tu pecho.
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