No
me acaricies aún, que el anhelo de ti vaya inundando mi sentido incompleto del tacto. Cierra los ojos, perdámonos juntos en la ceguera del
impulso, sin prisas, con las almas tangentes al universo encerrado en
un segundo. No me ates a la orilla del océano, prefiero vagar perdida en el
desorden atemporal de tu beso. He contado mil estrellas calientes en
tu saliva y un sol de uvas en tu lengua. ¿Son mis suspiros o son
las nubes estallando en mitad del espacio que tiembla?
Tócame ahora,
que las verdades son pequeñas y el Bien un estado superior del cielo. El amor aumenta el tamaño húmedo de tu cuerpo, eres más mientras yo me empequeñezco - hormiga exploradora de la primera célula -. Los árboles se cruzan con el caudal del Amazonas, entramado existencial por el que circulan el deseo y sus pausas (intervalo ubicado entre esta vida y la otra, en el agujero intermitente de las rosas voladoras).
Tócame,
con tu mirada clara de ciempiés, reflejo de la luna en el sueño. Y súbeme a tu elegante ala para eternizar mis órbitas alrededor del tiempo.
Tócame ahora,
que las verdades son pequeñas y el Bien un estado superior del cielo. El amor aumenta el tamaño húmedo de tu cuerpo, eres más mientras yo me empequeñezco - hormiga exploradora de la primera célula -. Los árboles se cruzan con el caudal del Amazonas, entramado existencial por el que circulan el deseo y sus pausas (intervalo ubicado entre esta vida y la otra, en el agujero intermitente de las rosas voladoras).
Tócame,
con tu mirada clara de ciempiés, reflejo de la luna en el sueño. Y súbeme a tu elegante ala para eternizar mis órbitas alrededor del tiempo.
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