martes, 6 de febrero de 2018
El Jazmín
Tengo la piel fecundada
por el Jazmín,
me introduces el olor
y no hacía falta,
porque ya era flor perfumada
de la medianoche.
Me frunces la cintura,
extiendes tu canto de semillas
sobre mi abdomen.
Siento la primera vez del relámpago
en la clavícula,
el hueso evaporado debajo de tus dedos.
La presión de la palma de tus manos
sobre mis muslos
me apacigua la espera,
la pregunta sobre tu llegada:
¿cuándo me fundarás dentro
una casa con vidrieras
y esparcirás la suave brisa de la llama?
Adentra tu luz
y mantenla encendida
para que me arda la sangre
también con el recuerdo.
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