Beso las líneas imaginarias de tu espalda, apretando mis piernas contra el hueco que tu silueta deja en el molde de la nada. Me enredo en tu pecho - la oscuridad es blanca - Hay flores que persiguen el inicio de tu cuerpo, la vida nocturna de tu saliva, el ser de fuego que impregna luces y sombras y círculos abiertos. Clavas tu lanza elíptica, de estrellas y corteza de árbol, en mi expansiva onda de agua.
El sol baja despacio. Cierro los ojos y veo cruzar pájaros de extremo a extremo del horizonte - desorden del ocaso - y tus labios con su sed roja de llama, traen a mi piel un lucero de perlas y un universo que vuela sin tiempo en las alas.
martes, 22 de noviembre de 2016
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