Mi cuerpo es un tobogán vacío, lluvia interrumpida antes de caer a la tierra, caricia atrapada. Siento tanta soledad sin tu saliva en los muslos... un movimiento de tus dedos detenido en la agonía de mi nuca, una pausa seca en la libre expansión de mi deseo. No estás y vago dentro de una burbuja de luz oscura entre la perpetuidad de las estrellas. Intento escapar y alcanzarte con las plumas caídas de mis manos. Pero el Tiempo se interpone. Es noviembre y nosotros somos la fantasía de un verano anaranjado de pájaros.
jueves, 3 de noviembre de 2016
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Te irás, la vida se definirá por otros gemidos, se abrirá la puerta a la inmensidad triste. © Laura Villanueva Guerrero
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