lunes, 15 de enero de 2018

El fruto de la caricia


Me acaricias
el pulso,
la piel invisible
delante
de mi alma,
nos deshacemos
de la ausencia
con el ritual
del tacto,
tus dedos en mis dedos
duplicando
el fruto de la caricia,
afuera llueve
en silencio,
es tan gris la noche
como un ruido
que proviene del sótano,
me abrazas
y vuelo
dentro de mi primera lágrima,
girando
en la humedad mordida
por el tiempo
que pasa
y
tú y yo
en el mismo lugar
queriéndonos
de arriba a abajo:
siempre nos queda
cicatriz.


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