Tengo las manos
llenas
de lágrimas
con su voz,
una llaga que
se mueve
por mi cintura,
rodeándome
de ausencia tangible,
he cortado
todas las rosas del
amanecer,
llega el sol rojo,
con su inercia
de continuidad.
No se para la vida.
Tampoco el dolor.
martes, 23 de enero de 2018
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