Me arrimo a tu ingle
y miro con las manos
el bonsai crecido.
Tomo la voz del tamaño
y soy luz o boca
para todo tu cuerpo
que se agita como rama
de cielo, elevándose.
Y se me une.
Y esta vez no huyo,
me quedo en el movimiento
trepando contigo
hacia la llegada del agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario