Una hormiga de recuerdos
me sube por las piernas
y se hace verdad impaciente
cuando te siento cerca.
Llegas a mi espalda desde el mar
y aún te quedan olas en los dedos
para acariciarme los hombros.
Una brisa de pájaros me envuelve
cuando sostienes mis caderas.
Ruge el fondo de mi silencio rojo
en la espera
de la palabra de tu carne.
Y me hablas dentro,
sin signos de puntuación, sin pausas,
hasta que liberas sobre mi
tu mundo de libélulas blancas
y la noche
vuelve a ser nuestra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Transito en tu pulso, callada, para que no despierten los celos de tu sangre. Traigo las estrellas que cayeron sobre mí la última m...
-
Eres luz, un brillo revoloteando en mi pecho, el cielo cayendo despacio como lluvia de verano, la oportunidad de Amar, el privilegio reno...
-
Consiénteme los sueños esta noche en que siento el mar tan lejos como tus labios. Y cuéntame esa historia de hadas en las olas inventan...
No hay comentarios:
Publicar un comentario