Me he despertado sobresaltada y era tu lengua con su amanecer de agua rescatándome de un sueño en que no estabas.
Me inclino ante tu aliento y te beso despacio, invadiendo tu lado de la cama y de la vida.
Me subo a tu espalda para que en cada viaje tu nuca quede cerca mía. Te acaricio con las lágrimas de mis dedos y mi deseo se derrumba, se cae desde el centro del mundo y te habita.
El universo se ha quedado pequeño para mis vuelos contigo. ¿Inventamos otro? ¿Puede tener 3 lunas? Deja tus huellas. Yo sellaré tu primer paso con la frente, mi fiebre busca tus fresas en todas las realidades que existen.
Pero no te levantes aún... Extiende tu mayor belleza en las manos y permítele a mi boca contemplar en primer plano la expansión efímera de tus rayos blancos.
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