Derriba la verticalidad de tu mundo entre mis senos, como cascada desafiando su respectiva hoguera. El aire va de paso... Hazlo antes de que llegue la noche de luces apagadas, ésa de la que me hablabas al oído cuando nos conocimos: prehistoria de palomas negras, sudor en las alas, dolor de amapola - rojo - en la boca que no besa. Me decías
llegará la nada después de tus manos,
un hilo ancho de oscuridad
a la separación entre mar y tierra,
los fríos lugares presentidos
en la corriente de la sangre helada.
Bésame en el silencio blanco de tu grito. Soñemos que no existe el vacío y que la muerte es una plácida nube que nos lleva unidos a un muelle de estrellas.
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