miércoles, 21 de septiembre de 2016

Inalcanzable



Brota nieve de lugares perdidos, serpiente blanca que ahoga mis dedos tuyos, despojados de cielos verdes y de temblor de luna; solos, están solos y mi carne de vacío me separa de las olas, alambrada de espuma que araña mis teorías.

Se mueven las estrellas de una en una, ordenadas por si miras. Cuál quieres, amor, que la escondo en tus rodillas, perfilando un movimiento distinto sobre mis ojos donde descansa tu cuerpo en esta penumbra. Y el fuego, ¿adónde lo llevo? ¿A la agonía de la rosa de tu costado? No me hables de aquella sombra que te perseguía como un viento descalzo. ¿No ves que te anhela el mundo mismo como su único astro? La madera de las nubes cruje en mi naufragio. Mi alma se estremece en tu boca hundiendo en cada beso todos los barcos.

En tus brazos no hallo altura, vuelo reptando. Mi sangre, lluvia hacia dentro explotando, montaña diluida, cadena de llanto. Asómate ¿Sigue el sol tan lejano? Entonces no salgo. Deja en la lágrima de mi almohada el calor inalcanzable de tus manos.

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