miércoles, 13 de diciembre de 2017

Depredador


Vuelves a ser depredador
de rosas
en mi cintura,
tan dulce tu garra,
tan suave la mordida.
Me desvío al mar
- nuevo afluente -
y desvisto olas.
La naturaleza se muestra
desnuda
entre nuestros cuerpos.
Se nos trenza el deseo
de más.
Tu beso lleva prisa
por doblegar
mi paso.
Me quedo quieta.
Respiro despacio
jalando de todo arcoiris
hacia mis hombros.
Te me adentras
en la pupila,
casi lágrima,
eres agua cobijándote,
desvarío del tacto,
aquí y allá,
como una locura del presente.
Me sobreviene la angustia
de siempre.
Guardo mis manos
en el olvido
y dejo de tocarte,
aunque nunca te vayas
de mis caricias
de fuego en invierno.
La noche se alarga.
La hoguera se vierte.
A partir de ahora
nadie nos llamará
soledad.

© Laura Villanueva Guerrero


 

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