Aún existe un calor
rezagado
del invierno
como
un gato solitario
que nos ronda
el beso.
Los cinco océanos
se caen de golpe
formando charcos.
Tú y yo con las botas de agua
en plena transformación
del planeta.
Tus labios se entreabren.
Tanto color en la caricia...
sentimos a Matisse
al abrazarnos.
Soy carmín rojo, desvanecido,
delante de tus ojos verdes.
Y es azul magenta el modo
en que me amas por dentro.
Te entrego mi pozo
de flores naranjas,
cada volumen caliente.
Y la Tierra se convierte
en estrella fugaz.
Pidamos un deseo.
© Laura Villanueva Guerrero
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