sábado, 30 de diciembre de 2017

De saliva tibia


Hay tanta luz
en tu cuerpo,
que nunca
amanece afuera,
mi voz está hecha
de saliva tibia
y te hablo
mientras subo
desde los pies.
Llego a la florescencia,
al átomo crecido,
a la gran pregunta,
al dolor en estado puro
si no te tengo
en mi boca,
a la ascensión
o fuego
o lucha.
Y lloras dentro mía.
Voy a redimirme
en cada lágrima
sentida
por los dos.




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