lunes, 17 de julio de 2017

Muérdago de azahar





Vienes, aunque hace tanta calor que duermen los pájaros a la sombra del océano. Me enseñas a encender la brisa con los ojos y el espacio regresa a su origen olvidado de enredadera. Tú, yo y la amenaza de la ausencia.


Se han cumplido los últimos deseos de mi lágrima: detener el cielo y abrir la nada para crear un universo de estrellas nacientes. 

[Quiero estar sobre ti cuando anochece 
y sentir todas las luces dentro:
se unen mi ombligo y tu pecho
dejando correr los latidos
como agua que atraviesa el mundo.
Me abrazas con el recuerdo reciente de la lluvia. 
Te hablo del mar subiendo a la luna. 
Mi boca se estremece en contacto con tus dedos. 
Acaricias mis labios impulsando un nuevo vuelo.
¡No me dejes caer si muero alineada con tu cuerpo!
¿Cuántas flores están creciendo entre tu alma y mis sueños?].

Cuelga conmigo más luciérnagas en el árbol del jardín. Quedará iluminada la vida, a pesar de la incertidumbre que nos persigue. Habrá un aroma permanente a verano y un muérdago de azahar protegerá la pasión del paso del tiempo.

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