Se detiene la luz en mis tobillos y el alba altera la oscuridad de mis muslos, abiertos hacia un lugar mejor. Se posan en mi ombligo dudas de palomas y sombras. Y así pienso en ti, mirándote, mientras me cuestiono el color del hambre que me somete a la repetición de la búsqueda.
Hay tanta voz como huída en mi piel y yo sigo recorriendo el sueño del mar para sentirme libre.
Soy rosa con su último vacío renovado, flotando entre las estrellas. Es de fuego esta vida que comienza. Ven a deshojar los números conmigo, para interpretar la verdad de la naturaleza. Deja en mi espalda múltiples símbolos carnales por si alguna especie extraterrestre nos encuentra. Descifrarán el leve dolor del deseo, en la unión de tu caricia y mis vértebras.
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