Porque el amor fue lava antes que nido, aún conservo en los ojos la memoria del fuego y te miro con el origen encendido del deseo.
Tus dedos derraman su lumbre de piel sobre mi cuerpo y la vida se vuelve círculo cerrado con nosotros dentro. Me sujetas el gemido con los labios. Degustas mi aire. Materializas el olor de mis sueños. Mi espalda se curva como una frágil lámina sin tiempo. Me lanzo hacia atrás, para devorarte incluso en la distancia y el recuerdo.
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