Hubo noches magenta, con estrellas volando y música de playa en la orilla de todos los océanos. Nacía un planeta y crecía en la luz de tus ojos. Mirábamos cada amanecer como un milagro. Sonreías en mi espalda y yo lloraba en tus manos. La vida pasaba y sentíamos dentro, el universo enamorado. Ahora llueve y la oscuridad es una trampa para mis pasos. Quizá muera pensando en nosotros. Le hablaré de ti al ángel que me lleve al inevitable descanso.
lunes, 10 de julio de 2017
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Te irás, la vida se definirá por otros gemidos, se abrirá la puerta a la inmensidad triste. © Laura Villanueva Guerrero
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