antes de pedir asilo carnal en tu cama.
Voy a odiarte por existir,
por lavar mi sexo
con la fricción descuidada de tu cuerpo.
Voy a echarte de menos
cuando llegue a casa
y me hipnoticen tus caricias apelmazadas
en el techo.
Voy a odiarte
cuando tenga que replantearme
la vida entera por ti.
Y tú me respondes con un rotundo: acepto.
Desgarradorrrrrr!
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