martes, 24 de enero de 2017

Amanece a las 3 de la mañana


Amanece a las tres de la mañana. El día será largo. Miro con los labios tus ojos cerrados, la extensión onírica de la vida (la espera de la caricia también en el sueño). Cuento universos agotados, el big-bang continuo, hasta que surge un horizonte circular que encierra un sol azul junto a tus manos. Y entonces me rozas y una pérdida de gravedad nos lleva al techo de una ola donde nos besamos. Es hermoso el mar visto desde dentro. Desembarcan estrellas en la playa. Recuperamos la gravedad. Mi espalda queda paralela a tu pecho. Tu aliento me busca. Una luz blanca me atraviesa el cuerpo. Me giro. Miro tus ojos con los dedos. Otra nube ha muerto entre mis muslos. El cielo viaja más alto. Yo ato la luna a tus muñecas para que no acabe nunca la noche, de tu abrazo.

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