martes, 10 de enero de 2017

Cuando las mariposas invadan la Tierra


Luz abierta soy en tus manos, consagrada a la verdad compartida del tacto.

La existencia es la sonrisa extraída al dolor, la caricia de la vida en los labios, una voz que dice te quiero al otro lado de la cama, la suavidad de los olvidos cayendo al fondo del océano. (La ausencia es azul y llega a cualquier isla en su ola ininterrumpida).

Estuve en tu espalda y soñé desiertos rojos, soles de algas, ciudades bajo tierra, jardines en dunas doradas. Te amé desde la luna, flotando en tus ojos con cada una de mis preguntas retóricas.

¿Me querrás cuando las mariposas invadan la Tierra? ¿Cuántos círculos de fuego traerán tus besos a mi boca? ¿Huiremos juntos a la estrella fugaz que se esconde en la rosa eterna? ¿Me abrazarás cuando suba la marea del tiempo y tu mano sea pluma tranquila en mi cuello? 

Sigues siendo ala imprescindible de mis raíces, vuelo de serpientes en mi sexo y una palabra mojada que juega incansable bajo la falda de mi aliento.

2 comentarios:

  1. Laura: te he dejado comentario en mi blog, por no repetirlo te remito a él. No sabía que andabas por aquí. A partir de ahora lo visitaré con más frecuencia. Enhorabuena por la sensibilidad y delicadeza de tu poética. Sinceramente me ha encantado. Besos

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  2. Muchas gracias, Pedro! Pero no más que tu poesía a mí. Un abrazo

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