El pre-silencio tenía el color de tu frente, la temperatura exacta de tus ojos. Reías detrás de la primera nada (criatura marina que visita el caos en sueños). Estabas. Los árboles crecían doblados. Los pájaros tejían su dolor en nidos vacíos. Las noches eran inquietas láminas de cerezas. Siempre llovía tierra azul. Un viento de musgo alcanzaba el vuelo de estrellas cansadas. El mar tenía frío. Y yo, no te veía.
jueves, 12 de enero de 2017
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Te irás, la vida se definirá por otros gemidos, se abrirá la puerta a la inmensidad triste. © Laura Villanueva Guerrero
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