domingo, 8 de enero de 2017

Fuego microcósmico

Mi desnudez se desmaya en tu cuello, como un tallo liberado de turgencia. Te rodeo con los labios y cuento los pliegues donde buscar oro de estrellas.

El atardecer hoy no tiene sombras. Una enredadera de soles sube a desintegrar la atmósfera. 

Sólo quedan dos cuerpos que se piensan, ingrávidos e inmortales, alrededor de la Tierra. Y un fuego microcósmico iluminando una noche de enero que empieza y se desvela.

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