sábado, 11 de marzo de 2017

Abríamos la luz


Abríamos la luz 
para ver cuántas estrellas iban dentro. 
El cielo
era el espacio protegido del beso: 
volaban labios, puentes y aquella montaña 
donde solía ponerse el sol antiguo.

Si te vas ahora,
llévate contigo la distancia.

Los árboles no viajan, 
su dolor se consume 
en la rigidez oscura de las ramas. 
La incertidumbre es otra desviación
de la esperanza.

Si te vas, 
cómo salvaré los abrazos sagrados,
a quién le haré mis preguntas de madrugada.

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