Amanece en Rossio y mis suspiros permanecen en la fuente como agua de tu beso imaginario. Abril es azul. Sólo llueve en las estrellas y tú estás lejos. La luz del día agranda la península. A veces te siento en las manos y la distancia acaricia sin querer mis mejillas. Un fado me acerca a tu boca (a saudade), al sueño de la Tierra mecido en las hojas de una nube. El cielo también persigue tus labios. ¿Se quedará atrapado el sol en nuestro abrazo? Eres aire de mar, planeta que nace. Los pétalos de mi lengua te nombran desde el primer olvido. Quizá se quede eterna, la perfecta llama de tu cuerpo, en mis ojos y ya siempre vea el mundo de calor de rosa.
martes, 7 de marzo de 2017
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