Llévame a la primavera. ¿Podré respirar si no sigues a mi lado? Ya he sentido en la piel la marcha de tus manos, la habitación vacía, la luz bajando por la pared como una sombra que muere. El invierno vuelve a ser humo de nieve que lo envuelve todo y deja mis ojos sin vistas al mar. ¿Dónde estarás cuando las nubes canten himnos en mi ventana y el sol se deshaga en cicatrices de agua? El dolor no existe cuando las flores brotan en el espacio arbolado. Abrázame, pero que no nos oiga el tiempo, que quiere atraparnos en su terrenal descenso. Y déjame en mi estrella fugaz soñándote.
Es verdad, Laura. El dolor no existe cuando las flores brotan. Siempre digo que la vida no quita, muy al contrario, nos libera de cosas para poder volar más alto, y para volar a otros espacios desconocidos es necesario reconciliarse consigo mismo. Nuestra cabeza siempre está en lo que perdimos y eso nos hace sufrir. Opino que por una mujer o un hombre te pierdes al resto; lo que nos hace sentirnos desdichados. Cuando se alcanza la libertad interior conseguimos ir dejando el pasado de lado y sentir la vida en el instante y, entonces, comprendemos que "el dolor no existe cuando las flores brotan.
ResponderEliminarBueno dos cosas, Laura:
Te sigo en tu blog con relativa frecuencia y me encanta tu poética. ¡Cuántas cosas lee uno al día que no tienen la frescura, la espontaneidad, la emoción y la belleza de tus textos Por eso te leo despacio y con muy buen sabor de boca. Gracias a ti también por escribir con esa emoción y belleza.
La segunda es que te pido disculpas por el palabrerío inicial que lo único que pretenden es mitigar esa poesía dolorida que se desliza por tus escritos. Ya me gustaría a mí tener respuestas que sirvieran para algo o alguien. Un inmenso abrazo
Hola, Pedro! Gracias como siempre por tus comentarios... Si quieres envíame un correo a laviguecoba@gmail.com y hablamos con más tranquilidad. Otro abrazo
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