Tiembla el espacio entre tus ojos y mi cuello.
Te he buscado tanto...
¿En qué latido estaba tu pecho?
Miré dos veces dentro de las nubes.
Te imaginaba etéreo, con un pequeño nido en el sol:
tu fuego,
la noche tomando aire en tu espalda,
el cielo doblado con tu respiración dentro.
Quise probar las alas del mar
y sólo fuí un lugar desierto.
y sólo fuí un lugar desierto.
Hay vuelos eternos.
En tus brazos acaba mi llanto y nace el recuerdo.
Estás en el origen de mi pensamiento:
luz de cada idea, sombra del viaje.
Nunca he sido tan honesto como ahora,
frente a tu cuerpo desnudo,
con todos los miedos en las manos
y mi alma soñando
con empezar una nueva vida
en tu lengua.
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