lunes, 27 de febrero de 2017

Entre el infinito y mi vientre


Mi aliento te pertenecía en las horas del Hambre, cuando pronunciarte era una forma de saber de mí misma y el mundo se manifestaba en el aire como una partícula extendida que envolvía nuestros cuerpos abrazados. Aún no he despertado de aquel sueño:

[tu voz en la danza invisible de mi cuello,
la brisa azul entre los muslos,
el canto del cielo bajando,
la noche atrapada en un mediodía continuo
(no volverá el ruido de las sombras a las ciudades vacías,
todo será calma en flor), 
la montaña en el mar para que naveguen astros, hiedra y peces.
¿Te quedarás en mi latido, aunque se apague la vida?
Eres agua de lava que perdura.]

Tu olor vuela en mi saliva,
cierro los ojos,
suspiran estrellas fugaces dentro mía,
respiro con las manos el recuerdo exacto de tu caricia:

[fonema en la piel,
viaje al fin del tiempo,
número sobre letra jugando a descifrar la naturaleza,
nube en el pétalo,
verdad sentida en la yema de los dedos,
cruce de horizontes nacientes,
¿Volvemos al lugar de siempre, tus labios entre el infinito y mi vientre...?

Estoy al borde de tu luz,
esperándote con la inevitable contradicción
de mis rosas oscuras. 

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