Me querías efímera,
mis labios gritándote
los segundos incendiados,
el silencio escondido
detrás del deseo.
Me querías encima,
formulando teorías del movimiento,
los pies en el suelo,
tu boca en la mía
olvidando las estrellas y el tiempo.
- El cielo es un latido de tu pecho en mi lengua. No va a acabarse el mundo... Acabo de abrir una nube y tu nombre va en la lluvia.
- Bésame otra vez para que sólo quede vapor de alas entre tu cuerpo y mi cuerpo. ¿Me llamarás mañana, cuando la vida sea un recuerdo? Lo sé. Nunca dices te quiero y tienes miedo de herirme la prisión del alma. Bueno, llámame si quieres y al menos nos tomamos un café en la luna.
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