sábado, 17 de junio de 2017

Sola


La noche siempre me deja atada a tu beso
como punto fijo en la rotación de mi existencia.
Hay demasiados pensamientos míos
muriendo de ausencia en tu boca.
Llega la madrugada. Estoy sola.
Voy a intentar no arrastrarme por el tiempo
dándole vueltas a mi propia hambre,
mientras recuerdo la profundidad de tus manos
en cualquier defecto de mi cuerpo.
La entrega de esta espera es eterna.
¿Cuándo llegas?
¿En qué momento del infinito milimetrado
el mar se convertirá en ola?

[Me alcanzas,
como si aún fuera una laguna en ámbar,
con la aceleración de una calma perversa.
Me llamas por mi nombre de flor
y me hundo en una primavera hipnótica.
Luz.
Color.
Agua.
Danzamos con los pronombres intercambiados.
Mi alma late en el dolor de tu carne saciada].

Ahora que te sueño de nuevo,
déjame volver a amarte,
que la vida se resume
en aquel suspiro de mis ojos
cuando no podías parar de abrazarme.


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