Respiro la oscuridad dulce de la noche y tú buscas la primera estrella del mundo en mi cuello. Muerdes. Y soy enredadera que trepa rascacielos. Recreas el serpenteo del agua sobre mi cuerpo y me lanzas a la suavidad rojiza del aire. Quiero ser una hoja que cae sobre el verano y arde entre las flores. Ven. El deseo me cierra los ojos. Vago con la espalda desnuda, esperando el instinto primario de tus dedos. Clávame nubes. Fuerza el calor de mis pensamientos. No me dejes huir de esta pausa deliberada del tiempo. Son las dos y diez de la madrugada. Y me desplomo sobre el mar como la soledad de un pájaro que busca consuelo.
domingo, 25 de junio de 2017
Consuelo
Respiro la oscuridad dulce de la noche y tú buscas la primera estrella del mundo en mi cuello. Muerdes. Y soy enredadera que trepa rascacielos. Recreas el serpenteo del agua sobre mi cuerpo y me lanzas a la suavidad rojiza del aire. Quiero ser una hoja que cae sobre el verano y arde entre las flores. Ven. El deseo me cierra los ojos. Vago con la espalda desnuda, esperando el instinto primario de tus dedos. Clávame nubes. Fuerza el calor de mis pensamientos. No me dejes huir de esta pausa deliberada del tiempo. Son las dos y diez de la madrugada. Y me desplomo sobre el mar como la soledad de un pájaro que busca consuelo.
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Te irás, la vida se definirá por otros gemidos, se abrirá la puerta a la inmensidad triste. © Laura Villanueva Guerrero
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